Gastronomía

De una simple afición a máster en pastelería decorativa

Liliana llegó a Calahorra ahora hace veinte años. Se acababa de casar, venía de viaje de novios a Benidorm y en Calahorra tenía una prima. Había que pasar a visitarla. Esa visita de unos pocos días se convirtió en una estancia de tres meses, primero, y de toda una vida después.

Aquí han nacido sus tres hijos, aquí tiene a grandes amigos y aquí tiene su negocio. La pastelería siempre había sido su fuerte y hacía pastas para amigos, conocidos, en cumpleaños, en fiestas… Con la llegada de la moda de la pasta de azúcar decidió poner un pequeño negocio en la avenida Valvanera. De eso hace siete años. Ahora está recibiendo un curso para poder enseñar lo mucho que sabe a los demás.

“Nuestros clientes siempre nos han pedido aprender y hacíamos cursos en los que traíamos a otros profesores para que impartieran sus técnicas, pero la gente quiere que les enseñe yo y por eso ahora estoy recibiendo yo un curso para poder hacerlo de forma más oficial”, cuenta.

Hasta ahora, los cursos se los ha impartido a amigas, conocidas y clientes. “Hemos tirado mucho de redes sociales, de videos en directo, de Skype para que a la gente le salga lo más asequible posible”, comenta. “Yo no me puedo mover de aquí porque hay que seguir haciendo tartas y pastas y todo lo que nos poden nuestros clientes”.

Unas 15 tartas a la semana se hace Liliana con la ayuda de su marido. “Antes hacíamos más pero la cosa ha bajado un poco”, asegura. Aún así su radio de acción se ha extendido. “Tenemos muchos clientes de Logroño y muchas también de Zaragoza que nos conocen de las redes sociales”.

Esa gente es la que le solicita los cursos para aprender. “La gente tiene mucha curiosidad y por eso nos animamos a dar este tipo de cursos”, además para poder darlos yo tengo que seguir aprendiendo que es algo que siempre me ha gustado”. Y es que lo tiene claro: “Si no te Pons al día en cualquier oficio estás muerto”.

Subir