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Tinta y tinto: ‘A pasar calor todo el mundo’

Cena del PP en Albelda este viernes con casi un millar de afiliados y dirigentes

Ahora que ya tenemos gobierno (cuatro directores generales le faltan de nombrar a Gonzalo Capellán) y se han templado nuestros nervios por si nuestro teléfono se quedaba sin batería justo antes de recibir esa llamada que nos iba a cambiar la vida, ya podemos centrarnos en cosas verdaderamente importantes para nuestro día a día como la creación de empleo, la reducción de las listas de espera, el impulso a las infraestructuras y la elección de senador autonómico.

La fiesta del PP de La Rioja continúa. Llevan los populares desde el 28 de mayo en un jolgorio sin descanso y sin sobresaltos como los de sus compañeros de Extremadura, Murcia y Valencia. Sin embargo, ha decidido Gonzalo Capellán que nada de estridencias ni fuegos artificiales. La nuevísima normalidad ha sucedido a la nueva normalidad en la comunidad, volviendo nuevamente a la normalidad que se rompió cuando el bipartidismo saltó por los aires. Aquellos que llegaron para hacer nueva política se institucionalizaron, pasaron a hacer vieja política y el ciudadano comprendió que para votar marcas blancas mejor volver a votar al original.

Con todo el centro derecha otra vez en la casa que les cobijó durante veinticuatro años, la cosa se ha tornado cual regreso veraniego del joven estudiante que vive fuera y recibe todas las atenciones de sus padres. Desde la toma de posesión de Capellán en San Millán, donde los alcaldes volvieron a ser los protagonistas como si ese día fuera la segunda celebración del Día de La Rioja -el 9 de junio al estilo funeral y el 30 de junio al estilo boda-, hasta los nombramientos de las últimas semanas: consejeros del partido para potenciar el brazo político del Gobierno y dejar hueco en el Parlamento (más dirigentes populares con cargo y sueldo), directores generales con experiencia previa en anteriores ejecutivos y flamantes fichajes como los de Virginia Borges para la parcela de Turismo y José Antonio Oteo como escudero de María Martín en Salud.

Ya tiene Capellán su estructura en marcha con la reducción de cargos prometida (ahorro de cuatro millones para esta legislatura) y ahora toca centrarse en las cosas importantes, como decíamos. Lo que ocurre es que la fiesta puede prolongarse más allá del 23 de julio con un mapa nacional totalmente teñido de azul y ya no habría quien nos parara en una nueva quiniela de nombramientos. Porque a lo del senador autonómico tendríamos que añadirle la Delegación del Gobierno, con todo lo que eso conlleva más allá de la figura principal. Yo he empezado a pensar que no hay tanta gente en el PP para ocupar tantos cargos y que en breve empezarán a tirar de gente de otros partidos. Por ejemplo, así a bote pronto, de Ciudadanos.

Lo mejor de la elección del senador autonómico es que debe salir del Parlamento, lo que nos reduce las opciones a catorce personas si descartamos al propio Capellán, la presidenta de la Cámara, Marta Fernández Cornago, y el consejero de Educación, Alberto Galiana. Como hemos venido a jugar y no hemos consultado con nadie para esta quiniela, vamos a hacer cábalas. En el pequeño Logroño del poder suena la diputada Mar Cotelo como gerente de la ADER y no apostamos por nuevos cargos para la portavoz (Cristina Maiso) y los miembros de la Mesa (Antoñanzas y Visairas). ¿Quién nos queda entonces de la vieja guardia que no haya entrado en la segunda remesa tras las seis renuncias? Sólo un nombre. El eterno Carlos Cuevas. El otrora aspirante a candidato del PP ya conoce la Cámara Alta y su nuevo destino serviría para alejarle (aún más) de los focos regionales y los lugares de decisión de Duquesa de la Victoria.

Más difícil lo tenemos para el asunto de la Delegación del Gobierno (último cargo de relevancia que le queda al PSOE en la región). Primero, porque hay unas elecciones de por medio de las que todavía no conocemos los resultados, y, segundo, porque el número de aspirantes se multiplicará hasta el infinito conforme pasen los días. Llevamos un sinfín de nombramientos en pocas semanas y estos van a continuar. Es la fiesta del PP a la que (casi) todos están invitados, aunque en verano su actividad se reduce casi exclusivamente a una cosa. Lo resumió perfectamente el portavoz del Gobierno, Alfonso Domínguez, al finalizar la rueda de prensa del pasado viernes: “A pasar calor todo el mundo”.

El calor del poder, el calor del verano y el calor de haber vuelto (casi) todos a casa.

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