Educación

La Generación Z mira Logroño con ojos clásicos

¿Cómo sacarles la cabeza de la pantalla del móvil? Quien le dé respuesta se hará de oro. Mientras se busca una gran idea global que lo consiga, se dan pequeños casos de éxito. Como el que han logrado tres maestros de escuela con el grupo duro de la Generación Z, nativos digitales que mantienen una estrecha relación con sus pantallas. Hasta que a estos tres profesores de los Departamentos de Latín, Griego y Cultura Clásica se les ocurrió la idea de que miraran hacia arriba. Lograron un dos en uno: que a sus alumnos les diera el aire en la cara, que salieran juntos a pasear por Logroño, y que de paso miraran hacia arriba, hacia los lados, con el objetivo de -aquí sí que entra en juego su herramienta favorita- captar con sus móviles palabras grecolatinas o vestigios de una cultura clásica que todavía tiene su impronta en nuestro día a día, aunque no la percibamos porque no miramos bien.

Begoña Puerta, Pilar Eguílaz y Paco Luis Delgado obraron el milagro. Doscientos chavales, de entre trece y dieciocho años, de dos institutos de Logroño, como el D’Elhuyar y el Tomás Mingot, salieron a la calle a que les diera la fresca y miraran su ciudad con espíritu crítico, el que requiere todo buen descubridor. Surgió la curiosidad, la colaboración entre los diversos grupos, y se fueron dando los resultados que ahora se han hecho tangibles en una exposición que ya se puede disfrutar en la Bodega Ontañón, situada en Varea, puerto de la cultura romana en Logroño, y que cuenta con una bodega que es la puerta de acceso a una mirada a la vida desde la cultura grecolatina.

“El objetivo de este trabajo es que nos demos cuenta de que el legado cultural grecolatino sigue teniendo vigencia en nuestra ciudad”, explica Paco Luis Delgado. “Necesitamos conocer cuáles son nuestra raíces para entender mejor el pasado de nuestra ciudad, para así desde el presente construir un futuro mejor”, indica este profesor. Los alumnos de ambos institutos se dividieron la ciudad en dos, y cada grupo se hizo cargo de unas calles. “Cartografía el trabajo, llegó el momento de recorrer las calles para ver qué nombres nos podían recordar a esta cultura clásica”. Los resultados fueron llegando de inmediato, aunque “todo se tuvo que parar por la pandemia”. Los alumnos fueron recogiendo el trabajo de otros para completar lo que ahora es una exposición que se recorre a través de la nave de depósitos situada en El Templo del Vino de Bodegas Ontañón, abierto a todos esos visitantes con la sensibilidad y la curiosidad a flor de piel, como estos alumnos del Tomás Mingot y del D’Elhuyar.

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