Agricultura

El campo tiembla: “Hay muchos sembrados que no se van a cosechar”

“Hay muchos sembrados que no se van a cosechar”

Sembrado de cebada afectado por la sequía, en el término de Murillo de Río Leza

De Madrid para abajo ya hablan de que pocas cosechadoras arrancarán sus motores este año y que la producción está prácticamente perdida. De Madrid para arriba, la cosa mejora un poco, pero sin mucho margen. La desesperación se ha apoderado de todos los agricultores que este invierno pasado han sembrado hectáreas y hectáreas de cereal y leguminosas, y más aún en aquellos que han hecho una siembra tardía.

Lleva sin llover en abundancia, “en condiciones”, desde enero y las previsiones meteorológicas no mejoran el panorama. Si es caso algunas gotas podrán caer este fin de semana pero en cualquier caso serán ligeras y no durarán mucho en el mapa. No es la intención dramatizar, pero los agricultores lo tienen claro: “Este año hay muchos sembrados que no se van a cosechar y aquellos que se sieguen van a dejar unos rendimientos mínimos, que seguramente ronden los 1.000 o 1.200 kilos por hectárea”.

José Luis Pisón tiene trigos, cebadas y guisantes repartidos en el término municipal de Murillo de Río Leza e insiste en que, “o llueve en los próximos 10 o 15 días, o está todo perdido porque como vengan unos días de calor en mayo está ya todo seco”. Durante el invierno y hasta ahora ha registrado tan solo unos 90 litros frente a los 280 del año pasado, algo que ha ayudado a los sembrados porque se ha aprovechado, pero que es insuficiente para su completo desarrollo.

“Los trigos están empezando a espigar ahora y si se mantiene esta situación tendrán una mala granación y dejarán unas espigas vanas como ya ocurrió el año pasado. Se podrán cosechar porque tienen altura suficiente, pero la producción que den ya es otra cosa porque en el mejor de los casos se quedará en el 50 por ciento. Y aún peor están las cebadas. Algunas sembré tarde ya no hay nada que hacer con ellas, esas ni cosecharlas. Y los guisantes por el momento los tengo buenos, pero cada día retroceden y llegará el día en el que se queden en nada si continúa sin llover”.

Da igual la zona, la altitud y lo próximo a los valles que se encuentren las fincas. La realidad es que da verdadera pena mirar al campo se mire donde se mire. Pisón recuerda algún año en los 80′ también marcado por una sequía extrema, pero insiste en que el problema de este campaña está en la sequía acumulada del año pasado: “En mayo empezaron las olas de calor y no llovió nada, por lo que ahora nos encontramos con que no hay humedad en el subsuelo, algo que también es un problema serio para las viñas, que en cambio el año anterior sí superaron bien esa sequía gracias al agua caída en invierno”.

Es temporada también de sembrar girasol y algún valiente se ha atrevido a sacar la sembradora a pesar de los malos pronósticos de cosecha. “Yo creo que es arriesgarse mucho, pero si yo tuviera que cultivar girasol prepararía bien la tierra para cuando llegara una borrasca y sembrar entonces. Es que ahora no hay suficiente humedad para que enraice y eso va a provocar que se seque, algo que ya se ha visto en Andalucía”, apunta este agricultor de Murillo. Con resignación, asegura que ya poco se puede hacer por salvar la campaña, “es lo malo que tiene el campo, pero este año va a ser un caos”.

Y entre tanta mala noticia a pie de tierra, los agricultores han comenzado a recibir las ayudas del Fondo Español de Garantía Agraria para compensar la subida del precio de los fertilizantes en las superficies de cultivos permanentes y tierras de cultivo (exceptuando los barbechos y pastos temporales). Subvenciones que cuentan con un presupuesto que roza los 300 millones de euros y que en La Rioja han dejado unos 2,5 millones repartidos entre unas 85 mil hectáreas de 2.863 explotaciones agrícolas.

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