No es fácil asegurar, a ciencia cierta, cuántos accidentes laborales mortales se han producido en los últimos años. Bucear en las fuentes oficiales es encontrarse con contradicciones entre unas y otras. La complicación en contabilizar, a veces, los accidentes de tráfico ‘in itinere’ o las muertes imprevistas, como infartos o ictus, que tienen lugar en los centros de trabajo entorpecen el recuento.
Según los datos de los sindicatos son ya diez los fallecidos en accidentes laborales en La Rioja, otros datos aseguran que son nueve. Si nos basamos en los datos de siniestralidad recogidos por la web del Gobierno de La Rioja fueron diez los que se registraron en todo el 2022, “llevamos los mismo o más y sólo llevamos tres meses y medio del año”, se lamenta Juan Carlos Alfaro, secretario general de FICA de UGT.
Los datos son escalofriantes. Desde 2005 no se habían registrado cifras tan dramáticas en las empresas riojanas. Fue entonces con 18 fallecidos en todo el año cuando se registró el mayor número de muertes por causas laborales.
“No podemos seguir así, se nos van a comer las cifras”, asegura Alfaro, que pone en cuestión el número de inspectores que hay en la región. “No es cuestión de mala suerte, tener estas cifras en sólo tres meses y medio nos evidencia que algo no se está haciendo bien y estamos convencidos de que la falta de un número adecuado de inspectores de trabajo influye en las cifras”.
Se centra en el último de los ocurridos, que se saldó con la muerte de un trabajador en el sector de la construcción en Calahorra. “Ves cómo ha sido y te preguntas por qué esa persona no estaba sujeta con un arnés o no había barandilla en el andamio”, va lamentándose poco a poco.
Tras los datos de 2022, los de 2020 y 2021 también fueron altos. Siete muertos en cada uno de ellos. Dos años en los que el trabajo en las empresas disminuyó ostensiblemente por la pandemia pero que fue intenso para los servicios sanitarios que vivieron los meses de máxima tensión por el COVID.
Son muchas y muy diferentes las causas que los sindicatos achacan a este aumento de siniestralidad. “A la falta de inspectores técnicos se suma la falta de compromiso por parte de algunas empresas, si ellas no se implican con este problema estamos perdidos las empresas tienen que creérselo”, asegura. “Es algo de todos: de los trabajadores, de las empresas y de la sociedad en general”.
Son pocos los años que se han registrado menos de cinco muertes por accidentes laborales. En 2018 (el año que mejores muertes registró) fue un único fallecido. En 2019, 2013 y 2011 se registraron tres. El resto de los años, todos acumulan más de cinco accidentes laborales mortales.
