La Rioja

“La regulación de la gestación subrogada acabaría con las malas prácticas”

El debate sobre la gestación subrogada está abierto. El caso de Ana Obregón ha saltado a todos los medios nacionales y ha llegado incluso al Congreso de los Diputados. El calagurritano Fernando San José optó por esta fórmula hace seis años. Pendiente del debate generado, cuenta su experiencia con la intención de que no se generalice en un asunto que, según su opinión, debería regularse para evitar las malas prácticas.

– ¿Cuándo toma la decisión de acceder a la gestación subrogada?

– La decisión de intentar ser padre por medio de la gestación subrogada la tomé en 2017, después de muchos años teniendo en cuenta todas las opciones que conocía y de rendirme ante las grandes dificultades para adoptar en España.

– Una vez tomada la decisión, ¿cómo fue el proceso?

– El proceso fue corto pero intenso. Tuve mucha suerte. Es un viaje que no se me olvidará nunca, en el que me crucé con gente muy generosa que me ha marcado para siempre. Afortunadamente tenía el apoyo absoluto de mi familia, que ha estado siempre a mi lado.

Fernando junto a Aimeé durante el proceso de embarazo

– ¿Por qué ese modo de paternidad y no otras?

– En realidad yo no tenía ninguna preferencia en cuanto al método. Lo único de lo que quería estar seguro era de que el proceso era garantista para todas las partes. Quería que el proceso fuera transparente, acordado y que nadie se sintiera obligado a nada que no quisiera hacer.

La adopción en familias monoparentales en España es legal, pero está gestionada por las comunidades autónomas. Cuando fui a informarme en 2017 me explicaron que había una larga lista para acceder al análisis de idoneidad y que la media de tiempo que se tardaba en adoptar rondaba los diez años. Además, en el caso de familias monoparentales, muchos países de origen sólo admiten la adopción por parte de mujeres, y no de hombre; otras veces piden que el menor adoptado sea del mismo sexo. Mis posibilidades eran muy remotas.

A pesar de que respeto que haya gente que decide ser padre o madre a una edad más avanzada, no quería que fuera mi caso. También pensé en el ‘coparenting’, que consiste en compartir la crianza con otra progenitora aunque no tuviéramos una relación sentimental. Al final decidí que la gestación subrogada representaba la manera con la que más cómodo me sentía para ser padre. A pesar de que yo tenía algunas líneas rojas que sabía que no quería cruzar.

– ¿Por qué Estados Unidos?

– La gestación subrogada es una práctica legal y bien regulada en varios países. Yo conocía la legislación local de Estados Unidos sobre esta práctica porque he vivido en Los Ángeles y como decía antes, había estado pensando mucho tiempo en la mejor manera de ser padre. He ido a conferencias sobre gestación subrogada en Estados Unidos, he conocido gestantes, padres de intención, clínicas, abogados y médicos que ayudan en esta práctica. Sinceramente opté por este país porque lo conozco muy bien y sé que la legislación es garantista para todas las partes, donde se protegen los intereses de la gestante y del bebé.

– ¿Cuánto cuesta más o menos una gestación subrogada en ese país?

– Cuando decidí que Estados Unidos sería el país donde lo intentaría, sabía que sería más costoso que en otros países. Ciertamente los servicios profesionales son caros en ese país: abogados, médicos, seguros, trámites administrativos, clínica de fertilidad, psicólogos, terapeutas, etc. Pero estos precios son los mismos que estos profesionales cobran cuando realizan o venden los mismos servicios aunque no estemos hablando de gestación subrogada.

En Estados Unidos la gestante recibe una compensación económica que, en los casos en los que yo conozco, no llega a la cuarta parte del total de los gastos. Y en ningún caso la compensación económica era el motivo principal por el que lo hacían. Y es por eso también por lo que decidí hacerlo en Estados Unidos. Porque las gestantes que conocí estaban en situaciones económicas acomodadas y en ningún caso en posiciones de inferioridad al afrontar el proceso. En el caso de la gestante que me ayudó, sólo te puedo decir que en esa casa entraba más dinero que en la mía.

– ¿Cómo conoció a su gestante? ¿Cual fue la relación durante el proceso? ¿Cuál es la relación ahora?

– En una de las conferencias sobre gestación subrogada a las que fui, conocí varias agencias. Cuando decidí comenzar el proceso contacté con las que más me gustaron y me decidí por una. Lo especial de esta agencia era que los padres de intención escribían una carta contando su historia y se daban a conocer. Y son las gestantes las que, después de leer las cartas, decidían conocer a la familia que les gustaría ayudar a tener un bebé. El proceso está dirigido en todo momento por la gestante, y si está casada, por su pareja también. Yo fui muy afortunado. Aimee me eligió, y después de conocernos un poco más, empezamos este viaje juntos.

Desde el día que hablamos por primera vez y hasta que nació mi hija hablamos todos los días. Viajé a Portland para estar con ella en la primera ecografía, nos invitó a mi familia y a mí a celebrar Acción de gracias con su familia justo antes del parto y nos ayudó en cada momento hasta que volvimos de Estados Unidos a España. Fue muy emotivo separarnos de ella, pero afortunadamente nos convertimos en dos muy buenos amigos. Aimee ya ha venido con su familia a vernos tres veces a España. Hace un tiempo pasó por un momento difícil y me llamó para preguntarme si podía pasar unos días conmigo en Madrid. Por supuesto vino y pasamos una semana juntos. No hay nada que yo pueda hacer para compensar lo que ella hizo por mí. Me ha ayudado a tener lo más importante de mi vida.

– Hay un debate intenso en el país: ¿qué le parece?

– Creo que hay mucha ignorancia y desinformación. Ahora mismo hay dos debates abiertos: la gestación subrogada y la maternidad tardía. La gestación subrogada es un tema polémico con demasiadas aristas, donde la gente opina y generaliza sin tener la información necesaria para hacerlo. El debate en sí me parece positivo. Creo que tarde o temprano la gestación subrogada se legalizará en España igual que es legal en Canadá, Portugal, Inglaterra, Estados Unidos y otros muchos países. Lo importante es garantizar los derechos de la gestante y del menor.

– ¿Entiende las críticas de la mayoría de los partidos?

– Yo estoy de acuerdo en todo lo que tenga que ver con perseguir las malas prácticas generadas entorno a la gestación subrogada. Estoy en contra de cualquier situación de abuso a las mujeres. Si se regulara la gestación subrogada, sería mucho más fácil acabar con esas malas prácticas. Una vez dejado eso claro, las críticas, insultos y amenazas legales contra la gestación subrogada que hacen algunos partidos puede que sean simplemente fruto de su ejercicio de precampaña sabiendo que hay elecciones a la vuelta de la esquina y que hay colectivos muy posicionados en este tema.

En 1978 nació el primer ser humano por fertilización in vitro y generó mucha crítica y repulsa en ciertos ámbitos sociales y religiosos. Dentro de algunas décadas, se dejará de “erróneamente” hablar de vientres de alquiler porque la gestación subrogada ya estará normalizada. Igual que se dejó de hablar de “bebé probeta” para referirse a la ya normalizada fecundación in vitro.

– El problema quizás sea la generalización…

– Esta mañana en el programa más visto en la televisión pública, un diputado del Congreso y una ministra han dicho que absolutamente todos los casos de gestación subrogada conllevan abuso de una mujer en una situación de indefensión. El único motivo por el que hoy me presto a contar mi caso es para dejar claro que mienten. Y como el mío, hay cientos (y esperemos que pronto miles) de casos.

– ¿La solución podría consistir en regularla con procesos garantistas?

– Sí, sin ninguna duda. Cuando algo se regula y se legisla, se pueden criminalizar las malas prácticas, como se hace en otros muchos países avanzados. En mi opinión lo más importante es el bienestar de las gestantes, pero también de los niños y niñas nacidos por gestación subrogada. Algunos de estos niños y niñas españoles ya son adolescentes o incluso mayores de edad. Personas que escuchan cómo políticos y medios de comunicación arremeten contra sus padres y madres acusándolos de haber abusado de mujeres indefensas para ser padres. Algo que se puede contradecir con el profundo amor que seguramente han vivido en sus casas. El debate y la crítica envenenada puede crear un estigma en estos niños y niñas que se pueden ver afectados por simples intereses políticos y tertulianos de programas de sobremesa desinformados.

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