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La economía española, entre las más afectadas por la crisis europea

Ha pasado poco más de un año desde que Rusia inició su ofensiva bélica contra Ucrania, dando pie a uno de los periodos de inestabilidad más importantes que ha vivido Europa en las últimas décadas. Habiendo apenas terminado la pandemia para ese entonces, la economía de la región se encontraba ya golpeada.

Si bien buena parte de los países vecinos han desarrollado estrategias efectivas para mitigar los efectos de la crisis, la situación sería distinta en España, donde la recuperación no solo se ha visto ralentizada por la inestabilidad política, sino donde además estaríamos experimentando riesgos financieros de gran impacto en el tejido social.

El mayor riesgo de pobreza

Así lo explica el más reciente informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza en España (EAPN), titulado ‘Poverty Watch España 2022‘. Para este se tomó en cuenta la tasa Arope, que determinó que alrededor del 21 % de la población se encuentra al borde de la pobreza, siendo una cifra significativamente más alta que en 2021.

Se trata de la economía usuaria del euro donde más creció dicha tasa de riesgo, con las mujeres y personas con edades comprendidas entre los 16 y los 29 años encontrándose entre las más vulnerables. En parte, la situación sería propiciada por el aumento en las tarifas energéticas, así como el encarecimiento experimentado por el mercado hipotecario.

El informe recuerda que, aunque el Gobierno central tiene un impacto directo en el desempeño económico de las comunidades, quienes tienen mayor poder sobre estas son las Comunidades Autónomas, con muchas incluso reduciendo el gasto social a pesar de un financiamiento cada vez mayor.

Este riesgo de pobreza sería uno de los motivos por lo que hemos presenciado un incremento en las solicitudes de préstamos personales, todo al mismo tiempo que las entidades financieras endurecen las condiciones para filtrar aún más a los posibles solicitantes.

Un efecto dominó en el sector privado

Aunque la población sea la más afectada por la crisis, las empresas también comienzan a experimentar los efectos de la crisis, especialmente en lo referente a la inversión y contratación de personal. El reporte ‘Perspectivas España 2023‘ elaborado por la firma KPMG revela que las previsiones no son positivas.

Si bien los empresarios encuestados afirman que la economía no sería “muy mala”, sí aseguran que existe una mayor prudencia alrededor de las inversiones, con muchos de estos enfocándose principalmente en las inversiones diseñadas para la digitalización de procesos.

Destacan la inflación, la incertidumbre política y los cambios regulatorios como detonantes.

Por su parte, en comparación con el año anterior, solo el 38 % de los empresarios encuestados prevé incrementar su plantilla durante el 2022, mientras que el 50 % asegura que no contratará más personas, es decir, una caída de 8 puntos y un aumento de 7 puntos respectivamente.

Una ralentización que se remonta al 2008

Aunque la crisis actual parezca relativamente reciente, en parte se debería a la lentitud con la que estaría avanzando el desarrollo económico y social del país desde hace más de una década.

Esto puede verse en una ralentización del cierre de la brecha económica entre las regiones pobres y ricas, siendo el periodo entre 2010 y 2020 uno de los más lentos que se han registrado. Mientras que el cierre fue del 11% entre el 2000 y el 2010, apenas alcanzó el 2 % en la década siguiente.

Se trata de una situación económica compleja que no solo podría causar problemas en la actualidad, sino también de cara al mediano y largo plazo, augurando la necesidad de cambios importantes en la administración del país y las comunidades autónomas.

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