Cultura y Sociedad

El Auto de Fe de Logroño y las Brujas de Zugarramurdi: ¿mito o propaganda?

Porque la historia puede contarse con humor y rigor y así lo demuestra el programa divulgativo de RTVE ‘El condensador de fluzo’, esta semana, Raquel Martos y su equipo han contado los episodios más célebres de la historia de la propaganda. Entre ellos, el Proceso de Logroño o Auto de Fe de Logroño, uno de los más importantes llevados a cabo por la Inquisición española donde se condenó a las ‘supuestas’ Brujas de Zugarramurdi. ¿Realidad o propaganda?

Uno de los reporteros de ‘El condensador de fluzo’, Miguel Iríbar, ha viajado hasta el otro lado de la frontera, al País Vasco francés, para descubrir qué hay de cierto en uno de los casos que conmocionó a los españoles de la Edad Moderna y que está envuelto de mitos fantasiosos. Allñi se ha encontrado con José Dueso, antropólogo y experto en mitología vasca, quien ha comenzado la historia centrándose en un nombre: Tristán de Urtubia.

“Era el amo de toda la zona. Un personaje díscolo e inquieto con un poder desmesurado que se vio enzarzado en continuas disputas con las autoridades” y quien esgrimió la acusación de brujería. A raíz de un pleito con el Ayuntamiento de San Juan de Luz, y teniendo en cuenta que en Europa ya se había publicado el ‘Malleus Maleficarum’, un tratado sobre brujería que recopilaba una enorme cantidad de historias presentadas como hechos reales y acabó convirtiéndose en propaganda contra las mujeres, Tristán de Urtubia tuvo la excusa perfecta para poner sobre la mesa el asunto de la brujería, obligando a dos mujeres a decir que los verdugos les habían envenenado con pócimas elaboradas por unas hechiceras.

Con el revuelo ya montado, las noticias llegan hasta el rey Enrique IV, que envía a dos personas, al propio presidente del Parlamento y al “sádico y terrible” Pierre de Lancre a descubrir lo que estaba pasando en esa zona vasco francesa y “a partir de ahí se inicia una carnicería cruenta. En menos de cuatro meses torturó y quemó en la hoguera a varias decenas de personas. Las actuaciones de Lancre traspasaron la frontera y llegaron a territorio español con especial importancia en Zugarramurdi.

Los aquelarres en los alrededores del pueblo, concretamente en las cuevas, fueron creciendo y así es como se inició el mayor juicio por brujería en España, el conocido como Proceso de Logroño donde se condenó a las supuestas brujas de Zugarramurdi en 1610. “El último gran acto propagandístico de la Inquisición”.

El experto Dueso afirma que, por los escritos que se conservan del proceso, “uno de los inquisidores le dio la vuelta al asunto, Alonso de Salazar y Frías. Él fue quien cuestionó algunas de las sentencias, consiguiendo evitar el ajusticiamiento de varios procesadas y así impidiendo que se extendiera por España la ‘paranoia brujeril'”. De esta forma se puso punto final a la caza de brujas.

Tras escuchar la historia, Iríbar termina el reportaje alegando que “lo que encontramos en esta zona no son brujas, si no mujeres que vivían de forma libre y autónoma por necesidad o costumbre. Una autonomía que no gustaba a ciertos poderes y tergiversaron su historia provocando gravísimas consecuencias tanto a ellas como a sus familias. Porque la verdad duele, pero la mentira mata, literalmente”.

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