Agricultura

Un foco en la tradición familiar para diseñar el potencial oleico de Quel

Lidia no tiene el recuerdo de haber cogido el palo para ir a varear olivos con su abuelo ni tiritar de frío en esos días a la intemperie. Cuando ya tuvo una edad para ayudar en el campo su abuelo había arrancado los viejos árboles. Pero las fincas permanecían en tierras queleñas. Años después, Lidia puso un pie en ellas pero con un objetivo claro: volver a plantar olivos, esta vez en un sistema intensivo para facilitar su manejo y recogida, y elaborar y comercializar su propio aceite.

Cuesta encontrar la razón por la que una joven que estudia Diseño Gráfico en Bilbao regresa a su pueblo natal y decide emprender un proyecto familiar vinculado a la agricultura, pero la respuesta está entre esa etapa universitaria y el salto a cultivar olivos. Lidia Sáenz gestiona desde Quel su propio estudio de diseño dedicado a destapar visualmente el potencial de las marcas agroalimentarias, principalmente, que la rodean, desde etiquetas para botellas de vino hasta envases para tiendas gourmet. Tenía claro desde que empezó los estudios que no quería acabar en grandes agencias de publicidad y marketing, sino abordar proyectos desde el origen, en contacto directo con los promotores, así que tenían que ser trabajos más familiares, más pequeños. Lo que no tenía tan claro por aquel entonces es que su futuro profesional se desarrollaría en su propio pueblo, pero las raíces siempre tiran.

“En 2017 me puse como autónoma y comencé a investigar sobre las empresas del entorno más pequeñas que no contaban con una imagen actualizada, empresas maravillosas que, sin embargo, visualmente no se ven. Por eso quería involucrarme de manera más personal y cercana, con más mimo, en los proyectos. Y lo conseguí, llegando incluso en ocasiones a sentirme parte de esos proyectos. Y esto es mucho más gratificante”. Será por eso que en su mente no solo estaba el objetivo de elaborar aceite de oliva virgen extra de las tierras que antaño cultivó su abuelo, sino darle también un impulso a este territorio poniendo en valor el paisaje de Quel y de una zona en su conjunto.

Primero vinieron los árboles, cuando hace tres años la familia plantó unas 12 hectáreas de arbequina que ya están en proceso de conversión a ecológico, pero hace poco más de un año Lidia le propuso a su padre comercializar ese producto propio con marca de aceite incluida, “a lo que no puso tan buena cara”. Esta última campaña ha sido la primera en la que la familia no ha vendido la aceituna a otros trujales como había hecho hasta ahora, sino que la ha llevado a la almazara privada del municipio donde les han facilitado su molturado exclusivo para que esta oliva no se mezcle con otras.

“Aquí hemos podido elegir el modo de extracción y temperatura porque el aceite se extrae en frío y no lo filtramos, lo que implica que haya que decantar y eso lleva unos meses. Lo que yo tenía en mente era poner en valor el trabajo que implica este cultivo y que han vivido mis padres y abuelos, de ahí que el nombre de la marca que lleve nuestro aceite sea La Cascarilla, que era el término donde se asientan esas tierras que heredamos del abuelo”, explica esta diseñadora que también quiere formar parte del sector agrícola de la zona.

Con este último proyecto en su trayectoria profesional Lidia ha cerrado un círculo que se completa con la parte de fabricación del producto sumada al diseño de su imagen de marca: “Me he involucrado en todas las partes del proceso y, además, en algo que es propio y que surge en mi propio pueblo. No pensé que me asentaría de nuevo en Quel ni mucho menos de esta forma, pero este entorno me ha hecho explotar y desarrollar nuevas ideas, vinculando mi profesión que es el diseño con la historia y las tradiciones de mi familia”.

El aceite virgen extra de La Cascarilla, que ya aguarda a ser embotellado, verá la luz el próximo mes de febrero con esos 30.000 kilos de aceituna que se cosecharon este invierno pasado. Se inaugura así un proyecto familiar que en marzo sumará media hectárea más de olivar y al que Lidia espera que se una más tarde su hermana cuando culmine sus estudios universitarios. Ahora los esfuerzos se focalizan de puertas para dentro.

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