La vivienda terminada nueva y usada se encareció en La Rioja un 7,7 por ciento el año pasado, y un 5,3 en Logroño, según la tasadora Tinsa, que prevé para 2023 que los precios continúen al alza, aunque con tendencia a la estabilización.
En España, los precios de la vivienda aumentaron un 8,8 por ciento en 2022. En el cuarto trimestre el incremento fue del 2,4 por ciento, en línea con el impulso alcista de los precios residenciales durante todo este año.
El informe que Tinsa ha publicado este viernes refleja que en 2022 la demanda ha permanecido activa a través de la canalización de los ahorros de los hogares residentes, por un lado, y de la recuperación de los niveles de compraventa extranjera previos a la pandemia, por otro.
Esta demanda se ha seguido encontrando con una oferta limitada por la incertidumbre en los costes de construcción, el incremento de los de la financiación y la inexistencia de suelo urbanizable suficiente en las zonas en que se acumula la demanda, por lo que los precios han continuado tensionados.
La tasadora ha destacado que, no obstante, el incremento del importe de la vivienda ha sido coherente con el entorno inflacionista. Para 2023 su informe apunta a una moderación de la demanda, consecuencia de la combinación de una tasa de inflación todavía alta, que erosiona el poder adquisitivo de los hogares, y del cambio en la política monetaria del BCE, que encarece la financiación, factores ambos que dificultan el acceso a la vivienda.
Aun así, indica que el entorno inflacionista puede continuar favoreciendo la canalización de ahorros hacia el producto residencial, de forma que las compraventas no se desplomarían, sino que se mantendrían en niveles cercanos a los del último año.
En este escenario, la persistente limitación de la oferta mantendría el tensionamiento de los precios al alza, si bien tenderían a la estabilización a medida que se modere la demanda.
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