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‘La inesperada virtud desde las 12 yardas’

Estadio Trent Bridge, Nottingham, Inglaterra, 14 de febrero de 1891. Lewis Ballham ve en el suelo al ‘guardapalos’ del Notts County, James Thraves, y tiene por tanto prácticamente hecho el gol del empate a favor del Stoke City. No lo consiguió. El balón no alcanzó aquella red del fondo de la portería (nuevo invento de esta temporada en aquel protofútbol). Lo impidió la mano derecha del escocés John Hendry. A pesar de las quejas, el juez señaló, como marcaba el reglamento, un tiro libre a centímetros de la meta, que fue sencillo de resolver para el portero Thraves, arrodillado ante la pelota, y sus diez compañeros, ordenados bajo el larguero a modo de muralla infranqueable. 1-0 para el Notts, que pasó a semifinales de la FA Cup.

Los dirigentes del Stoke City, enfadados, se presentaron en la sede de la FA para quejarse por lo que consideraban una injusticia. A propuesta de un delegado irlandés, William Mc Crum, la FA determinó la creación del penalti, un tiro libre directo desde una distancia de 12 yardas (10 metros 97 centímetros) de la portería. Y así es como la UD Logroñés pasa rondas en la Copa del Rey.

La última prueba, ayer mismo, al eliminar al Albacete (equipo de LaLiga SmartBank) en una nueva ronda de penaltis y pasar a los dieciseisavos de final del torneo del ‘KO’. Acabó el asunto con la gente celebrando por las gradas de Las Gaunas, con Juan Carlos Menudo mostrando el número 10 de su camiseta a parte de su familia, que seguía el encuentro desde la General, y a Gonzalo Crettaz, que paró un lanzamiento, besando la bandera argentina que luce en el antebrazo de sus guantes.

Dos nuevos héroes para la hinchada blanquirroja, que acumula recuerdos coperos, habitualmente felices, desde el punto de penalti. Siete veces se ha jugado el pase a una siguiente ronda desde los once metros (se redondearon los metros respecto a aquellas doce yardas). Seis veces ha logrado superar el trance de los penaltis. Seis veces ha logrado mantener el tipo, tener calma y resolver el asunto con éxito.

Calahorra y La Planilla han sido el único lugar en donde la Unión Deportiva Logroñés ha perdido una tanda penaltis en Copa del Rey. Fue un 31 de agosto de 2016. El Calahorra en Tercera, la UD Logroñés de Carlos Pouso iniciaba una nueva temporada tras el fiasco en playoff de ascenso ante el Sevilla Atlético. 0-0 tras 120 minutos. 3-1 en los penaltis para el Calahorra. Los rojillos siguieron adelante. Los blanquirrojos perdían su primera tanda de penaltis en Copa del Rey. Hasta aquel momento habían superado dos eliminatorias por penaltis, y desde entonces ya suman cuatro más (todas ellas exitosas) sin olvidar, claro, que el mayor éxito deportivo de este club se logró desde los once metros.

Fue en Málaga, en La Rosaleda. Ante el Castellón. Aquel 18 de julio de 2020. Rubén Miño se hizo un hueco en la memoria colectiva futbolística de una región con aquella estirada al palo derecho que le dio el ascenso a la Liga de Fútbol Profesional a la Unión Deportiva Logroñés. Porque lo que no calculó aquel irlandés sabio que decidió resolver aquella injusta situación reglamentaria con un libre directo desde las 12 yardas fue que otorgó a los futbolistas una cita con el mismísimo San Pedro: el que te abre las puertas del paraíso si aciertas o te las cierra si fallas.

Ascenso en La Rosaleda | Foto: UD Logroñés

Ocho veces (contando la del ascenso ante el Castellón) ha tenido la Unión Deportiva Logroñés una cita semejante, y siete veces ha logrado solventar el asunto con éxito. La primera de ellas llegó un año después de la creación de este club. El 1 de septiembre de 2010. En Las Gaunas. Ante el Cerceda. En Copa. 0-0 tras 120 minutos de poco juego. 4-3 en la tanda de penaltis con un claro protagonista, el portero blanquirrojo Carmona, que paró dos penaltis, a Rodri y Laxo. Fue una primera experiencia, exitosa. Y la gente se enganchó. Se alcanzaron por primera vez los dieciseisavos de final contra el Valencia tras ganar en Badajoz. La Copa ha permitido a este club y a sus seguidores celebrar instantes de felicidad plena que generan filiaciones.

Como aquel 14 de octubre de 2015. Visitaba Las Gaunas el entonces transatlántico UCAM Murcia de los riojanos Escalona, bajo palos, y de César Remón, o de los delanteros Iván Aguilar e Higinio (ayer delantero del Albacete). Gran partido de los de Carlos Pouso, que empezaban a dar muestras de poder hacer algo importante tras el atraco de Torrent ante el Huracán. Titi, Pere Milla, Borja García, Miguel Martínez de Corta bajo palos, o Miguel Santos, que revolucionó al equipo durante la prórroga y dio a los seguidores riojanos un recuerdo que perdura. Miguel Santos se fue convencido a las 12 yardas. Las Gaunas contuvo la respiración. Lo marcó por la escuadra. Ajustó en exceso. Le dio la clasificación a su equipo. Las Gaunas enloqueció. De nuevo en dieciseisavos. A Sevilla. Años después, el capitán Santos reconoció a este redactor, entre risas y no sé si en broma, que no quiso tirar a la escuadra, que su idea era lanzarlo raso. Su cita con San Pedro fue todo un éxito.

2015 se elimina al UCAM en los penaltis. 2016 se cae desde los once metros ante el Calahorra en La Planilla. 2017, San Fermín… Sobrón. Tanda de penaltis de portada. Ante el Unión Adarve. 0-0. Y que nadie fallaba desde los once metros. Fue un 6 de septiembre, San Fermín. En Las Gaunas, otra vez. Aquella ronda de penaltis acabó 8-7. Aún se recuerda. Falló Alcalde para el Adarve, y el portero de Baños, con arrojo, buscó marcar el octavo, que fue decisivo. Marcó Fermín Sobrón y la Unión Deportiva Logroñés volvió a superar una tanda de penaltis con destino a Formentera, a la isla maldita. Mejor ni haber ido.

Cita casi anual con la tanda de penaltis. 2015, por penaltis. 2016, por penaltis. 2017, penaltis. Y 2018, claro, también por penaltis. En el Cartagonova. Ante el Efesé, otro transatlántico de la categoría. 10.000 personas en el estadio cartagenero. 1-1 al final de los 120 minutos. San Pedro no quiso atender su cita con Miguel Santos, que esta vez sí falló su penalti. Aquel día las puertas del paraíso se abrieron, quizás por última vez en su carrera profesional, para Buigues. Le paró el quinto a Vitolo, y Flaño hizo el gol de la victoria.

Fue 2020 el año de los penaltis para la Unión Deportiva Logroñés. Antes de la pandemia y durante la pandemia. En Copa y en Liga. Siempre superando la prueba de las doce yardas. El 11 de enero de ese año visitaba Las Gaunas el Cádiz, líder de Segunda División. Entradón en el municipal. La gente barruntaba que era el año, y la Copa regaló un instante eterno. Empató el partido Ander Vitoria en los minutos finales. Se aguantó el empate en la prórroga. Y de nuevo a los once metros, a las doce yardas. Fue la noche de Pablo Fid, que les sacó el tiro a Iza Carcelén y a Bodiger. A dieciseisavos, una vez más. Infalibles desde los once metros, como quedó constancia en La Rosaleda ante el Castellón con los aficionados riojano celebrando la parada de Miño en los salones de sus casas.

FOTO: Eduardo del Campo.

 

La Unión Deportiva Logroñés volverá a jugar unos dieciseisavos de final. Se lo ha vuelto a ganar desde el punto de penalti. Desde los once metros, desde esa distancia de doce yardas, que precisamente es el espacio que necesita este club para recuperar una y otra vez la ilusión.

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