Agricultura

La siembra directa se abre paso en La Rioja con la nueva PAC

Un campo de cebada cutivado con siembra directa

La nueva PAC que entra en vigor en 2023 y estará vigente durante cuatro años trae bajo el brazo infinidad de novedades para cultivar si se quiere optar a esas ayudas llegadas desde Bruselas. Entre las más novedosas están los ecoesquemas, unas actuaciones voluntarias que siguen generando dudas y discordia en el sector, y con las que se pretenden implantar unas prácticas sostenibles en el campo.

Es tiempo de siembra y los labradores fijan ahora su atención en las posibilidades de la siembra directa. Esta práctica, que implica una mayor rotación de cultivos, forma parte de uno de estos ecoesquemas y para optar a él se debe hacer con un 40 por ciento de la superficie declarada, discerniendo entre cultivos de secano y de regadío. Se trata omitir la labranza total de la tierra sembrando el grano directamente sobre los restos de paja del cultivo anterior. Así, se evita la erosión del terreno y la pérdida de agua por evaporación, además de favorecer la compactación del suelo y disminuir el riesgo de malas hierbas y enfermedades equilibrando los nutrientes del entorno.

Supone, por tanto, la alternativa sostenible en el cultivo del cereal para una nueva era de la agricultura como fijan las próximas políticas agrarias. Una alternativa con la que se preserva la riqueza del suelo para que traiga su mejor fruto. “Se trata de devolver al suelo lo que nos ha dado previamente durante la cosecha. Dejarlo intacto y cubierto con la paja es clave para que este se conserve vivo, con sus lombrices excavando orificios y favoreciendo un buen filtrado del agua. Basta con levantar esa primera capa y ver lo negro y fresco que está el terreno por debajo. Pero para eso también se debe conocer bien qué tipo de tierra estamos trabajando”, incide César Piérola al otro lado de la muga, desde el Condado de Treviño (Burgos). Él ya ha recogido su máquina de siembra directa con la que lleva prácticamente una década trabajando y asegura que aquellas parcelas que llevan todos esos años sin labrar han traído más grano.

Cultivo con siembra directa.

Pero, ¿es la siembra directa más rentable que la convencional? Miguel Ángel Fernández, ganadero y agricultor, lleva cuatro años con esta práctica en fincas de Galilea, Santa Engracia del Jubera y Murillo de Río Leza. Para él sí es más rentable que hacer un laboreo. “Primero, por lo que te ahorras en costes de producción, ya que evitas el uso de más maquinaria para remover la tierra como es el chissel, y más en estos tiempos en los que los precios están disparados. Además, en cuanto a producción esta es similar a la que se obtiene de una parcela que ha sido sembrada de forma convencional. Los primeros años tal vez se saca algo menos, pero conforme pasan las cosechas se iguala o incluso se supera”, valora quien este año ha sembrado trigo, avena y veza bajo la siembra directa.

A la cebada no le ha dado tiempo. “La lluvia de estos días ha trastocado los planes, así que habrá que esperar a que barbeche la tierra para acabar con la siembra”. Es el cuarto año que Miguel Ángel practica la siembra directa y se muestra optimista hacia ella: “A día de hoy ya están todas con siembra directa, pero creo que no es una práctica útil para todas las zonas y que funciona mejor en terrenos secos. Empecé hace cuatro años porque vino un año muy seco y en noviembre aún no había sembrado nada, así que opté por la siembra directa y parece que funciona”. Aunque, más allá del debate siembra directa vs. siembra convencional, deja otra cuestión a pie de campo: “A día de hoy, ¿hasta qué punto es rentable sembrar cereal?”.

Desde las tierras fértiles de La Rioja Alta, Jaime Urbina se ha sumado este año al carro de la siembra directa. Ya lo hizo hace unos ocho años en alguna de sus parcelas, pero tuvo que cambiar la maquinaria y ya se involucró más en el laboreo, pero de forma mínima. Ahora, con la nueva reforma de la PAC, ha recuperado la técnica: “Para cumplir con ese ecoesquema yo prefería hacer siembra directa en lugar de comprar simiente de guisante o veza a los precios que están ahora las leguminosas. Esta última opción también se promueve con la nueva PAC para optar a estos ecoesquemas si siembras un cinco por ciento de oleaginosas y otro cinco por ciento de leguminosas como especies mejorantes”.

Por el momento, avanza con pies de plomo sobre la tierra recién sembrada, y por fin regada por la lluvia. “Este año he alquilado la sembradora porque todavía no sé cómo resultará la nueva PAC y cuáles serán medidas fijas y cuáles no. Pero esta es una práctica con la que se obtiene el mismo rendimiento si se hace bien y se eligen las parcelas óptimas para ello. Además, es preferible alternar con un mínimo laboreo al cabo de dos o tres años, al menos en esta zona de La Rioja Alta en la que se acumula demasiada paja”, apunta Urbina.

Este agricultor reconoce que existe más “incertidumbre” que desconocimiento entre los labradores, pero se muestra optimista es su apuesta general: “Será cuestión de tiempo que la gente se vaya sumando a la siembra directa porque el hecho de tener que comprar simiente de leguminosa todos los años para sembrar un cinco por ciento de la explotación da más molestias, por no hablar de que en esta zona no es una buena opción cultivar forrajeras ante la escasez de ganadería”.

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