La Rioja

Pieza a pieza hasta tirar una pared: el puzle de Raquel Pérez

Creatividad, motricidad, paciencia, pensamiento lógico, organización, planificación secuencial y sobre todo una pared grande donde poder colgarlo. Esto último era lo que le faltaba a la calagurritana Raquel Pérez para cumplir un reto que tenía pendiente desde hace casi una década: hacer un puzle de dimensiones gigantes.

Su madre la aficionó desde pequeña a los rompecabezas. “A ella siempre le han gustado mucho los puzles y hasta que tuvimos gatos en casa hacíamos muchísimos”, recuerda Raquel. Con la llegada de los felinos apartaron las dos ese entretenimiento común porque era imposible realizarlos con ellos. “Se subían por la mesa, nos movían las piezas, así que poco a poco lo fuimos dejando”, comenta Raquel, que nunca perdió las ganas de seguir matándose la cabeza uniendo piezas.

Hace diez años se encaprichó con un puzle gigante. “Lo vi y me encantó”, cuenta. Entonces era el puzle más grande del mundo que se comercializaba. Un total de 33.600 piezas, 5,75 metros de largo y 1,57 metros de alto. Imposible ponerlo en ninguna de las paredes que había en casa. “Es una imagen preciosa de una selva africana con leones, elefantes, jirafas…”, cuenta. La imagen fue creada exclusivamente para el puzle por Adrian Chesterman, un artista inglés afincado en Málaga. Raquel tenía ganas y aptitudes pero le faltaba una pared en el que colocarlo.

Todos pensaban que a esta calagurritana se había olvidado del puzle hasta que hace unos meses entraron en el piso que iban a comprar. “En esa pared cabe mi puzle”, comentó casi nada más pasar por la puerta. Había que tirar otra pared para convertir dos salas en un salón más grande, pero no le importaba. Y una reforma consiguió que cumpliese lo que ella llama su “reto de vida”.

Fue en su cumpleaños cuando entre parte de la familia le regalaron el puzle (cuesta, dependiendo de páginas, entre 200 y 340 euros) y entonces se puso a la labor. “El pzzle viene dividido en diez bolsas porque es imposible tener un sitio tan grande donde ir haciéndolo”, explica. Además eso facilita la labor. El mismo puzle se hizo en Valladolid en mayo de 2014 por 99 personas. Ella lo iba a hacer sola. Cada bolsa llevaba más de tres mil piezas. “Lo complicado es saber cuál es cada parte porque no viene marcado en el puzle”, cuenta.

Lo tiene todo contabilizado. En total han sido casi siete meses hasta terminarlo. “Lo he compaginado con el trabajo y con una reforma”. Casi nada. La primera bolsa la terminó en cuarenta días. Después se fue habituando a los colores y las formas y poco a poco fue reduciendo los tiempos. Quince días algunos, diez otros… “El que menos me costó, lo hice en cinco días”, cuenta.

Una vez terminado llegó el lio de poder ponerlo en la pared. “Aprovechamos los tableros que utilizamos para hacerlos y luego lo pegamos con cola transparente”, recuerda. Y ahora ahí esta. Listo para disfrutarlo. De momento no tiene pensado repetir el reto. “Ahora me centro en terminar la reforma del piso aunque si se soy sincera seguro que caerá alguno más, pero seguro que no tan grande”, asegura.

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