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Gonzalo Capellán: un verso suelto a caballo entre la educación y la política

Su nombre lleva sonando sin parar en La Rioja desde hace un par de semanas. Es el hombre de moda en la política riojana y en unos días se convertirá en el candidato del PP para intentar arrebatar la Presidencia a Concha Andreu (PSOE) y devolver así a los populares al poder cuatro años después de haberlo perdido. Hasta el momento, Gonzalo Capellán (Haro, 23 de enero de 1972) ha guardado silencio absoluto mientras su candidatura se cocía a fuego lento en las calderas de Génova. Del olvido político -salvo para los que mandan de verdad- a la primera línea de fuego tras la falta de entendimiento entre el resto de aspirantes al cargo.

Mucho se ha escrito estos días sobre Gonzalo Capellán, destacando su pasado como consejero de Educación del Gobierno de La Rioja entre 2011 y 2014. Sin embargo, pocos datos más han trascendido sobre un hombre que actualmente ocupa un tranquilo despacho de la Universidad de La Rioja. Poco le queda para que lleguen las emociones fuertes. Casado y padre de un hijo, siempre ha cabalgado entre la política y la educación como ejes principales de su vida.

Hijo de Patricio Capellán, “alcalde eterno de Haro” por sus 27 años al frente del consistorio, nunca ha sido ajeno a los devenires de la cosa pública. En una reciente entrevista en El Correo, reconocía que “el disgusto más grande” que tuvo su padre fue cuando dejó el vicerrectorado para convertirse en consejero, pero que luego se sentía “feliz” cuando inauguraron cosas juntos como el Palacio de Paternina o La Rioja Tierra Abierta. Su primer cargo político lo ostentó a los 31 años: director general del Cultura del Gobierno de La Rioja del 2003 al 2005.

Para entonces ya se había licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Cantabria (1995) con un 9,2 de nota media -premio licenciatura al “mejor expediente”- y había logrado su doctorado en Historia Moderna y Contemporánea (1999) con premio extraordinario de doctorado y estancias en Oxford, Boston (Tufts University), Berlín (Humoldt Universität) y Kiel (Christian Albrech Universität). Desde que aprobó su tesis hasta que saltó al Ejecutivo presidido entonces por Pedro Sanz, Capellán fue profesor en las universidades de Cantabria (colaborador en 1999) y País Vasco (asociado a tiempo completo del 2000 al 2003), así como tutor en la UNED.

Dos años después de dejar la política, en junio de 2007, entró en el Parlamento de La Rioja como diputado, aunque cesó en septiembre de 2008. La vida del joven jarrero, siempre a caballo entre la educación y la política. Había recibido entonces la llamada de Federico Gutiérrez-Solana, rector de la Universidad de Cantabria, para ser vicerrector de Planificación y Organización. Pese a dejar el Parlamento, siguió vinculado a la comunidad como secretario del Consejo Científico del Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (Cilengua), que aspiraba convertirse en centro de referencia internacional del español.

Capellán era el vicerrector más joven del equipo que dirigía Federico Gutiérrez-Solana y su cargo no estuvo exento de cierta polémica, ya que en aquella época la Universidad de Cantabria pretendía impulsar el Proyecto Comillas, similar a la idea lanzada desde San Millán de la Cogolla. En 2010 pasó a ser vicerrector de Coordinación del Campus de Excelencia Internacional del centro cántabro y ya en 2011 regresó a la tierra con nombre de vino para nunca más volver profesionalmente a orillas del Cantábrico. De hecho, a la vez que conseguía su plaza como profesor en la Universidad de La Rioja, sonaba para ocupar dos carteras en dos gobiernos distintos.

Tras las elecciones de 2011, Ignacio Diego y Pedro Sanz se disputaron a Capellán para ocupar la complicada cartera de educación. La insistencia del presidente riojano consiguió ganar aquella partida y el dirigente jarrero se puso al frente de la Consejería de Educación, Cultura y Turismo, donde también destacó por importantes iniciativas como la candidatura del paisaje del viñedo de Rioja a Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Miguel Ángel Serna fue su ‘sustituto’ en Cantabria.

En 2014, a falta de un año para concluir la legislatura, la política y la educación volvieron a mezclar sus caminos en la vida de Capellán. En este caso, en un nuevo paso que unía ambos conceptos y que llevaba al entonces consejero lejos de La Rioja. Londres como destino para dirigir Consejería de Educación para el Reino Unido y la República de Irlanda del Gobierno de España, un puesto de libre designación en el que estuvo al frente durante tres cambios de gobierno y varios ministros, incluso de diferentes colores políticos. Hasta 2020, cuando regresó a los despachos de la Universidad de La Rioja para convertirse en catedrático de Historia Contemporánea.

A modo de curiosidad sobre su trabajo en el ámbito universitario, sus investigaciones (más de un centenar de artículos científicos publicados y numerosos libros, así como multitud de congresos y proyectos académicos) siempre se han centrado en el estudio de la historia de dos conceptos -“opinión pública” y “democracia”-, así como la interrelación entre los cambios históricos y los cambios de la semántica en el uso social y político del lenguaje.

No parece una mala preparación (le añadimos también el C2 de inglés) para dar el salto a la candidatura del PP de La Rioja en mayo de 2023, aunque su desembarco llegue ‘bendecido’ por Génova ante la falta un líder que consiguiera aglutinar el sentir casi unánime del principal partido de la oposición. Preguntado por su regreso a la política en la mencionada entrevista de El Correo, sus palabras ahora son la única certeza entre el silencio: “Volvería a hacerlo, sin duda. Es muy fácil arreglar desde un despacho la Universidad o las cosas desde una tertulia. Pero también hay que comprometerse como ciudadanos y dar un paso para entrar en la gestión, con la mejor de las intenciones, con tus desaciertos y tus desaciertos. Es un compromiso ciudadano que está bien, porque luego nos quejamos de la política. Nadie quiere entrar en ella pero decide muchas cosas importantes en nuestra vida. Cuanto peor reputación tenga, peores políticos tendremos. Es un campo donde la gente profesional debería poder desarrollar sus conocimientos”.

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