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El Ebro cierra el año hidrológico con menos reservas en cinco años

La Cuenca del Ebro cierra este viernes el año hidrológico con unas reservas de agua embalsadas de 2.900 hm3 (el 37 por ciento), las más bajas de la media de los últimos cinco años, que se sitúan en 4.200 hm3 (53 por ciento), y las cuencas del Aragón y Arbas, así como el Segre y el Bajo Ebro en emergencia y las el Gállego-Cinca y el Noguera Pallaresa en alerta.

Durante el verano, Bardenas, Segre y Bajo Ebro llegaron a situación de emergencia, lo que obligó el establecimiento de prorrateos y repartos de dotaciones que han permitido atender con garantía todos los abastecimientos y usos industriales, y se ha salvado la campaña de riegos, a pesar de las dificultades, reduciendo posibles pérdidas de cosechas en el regadío, según el balance del Año Hidrológico que ha presentado la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

El resto de la cuenca se encuentra en situación de normalidad o prealerta (en este último estado están la cabecera y eje del Ebro y Noguera Ribagorzana), y es la margen derecha de la demarcación, como ya ocurrió el año pasado, la que presenta un mejor estado general.

En el conjunto de la cuenca del Ebro, en este año hidrológico ha habido un 13 por ciento menos de precipitaciones que la media de los últimos 20 años y un 50 por ciento inferior en el periodo de mayo, junio y julio.

La mayor parte de las precipitaciones cayeron en el otoño, mientras que el invierno y la primavera han sido secos, cuando es el periodo en el que normalmente se acumulan la mayor parte de las reservas en los embalses.

El descenso del agua embalsada respecto a otros años se debe fundamentalmente a las menores precipitaciones, que se han traducido también en menores aportaciones de agua a los ríos, y la temprana fusión de la nieve en los Pirineos, que este año comenzó a mediados de abril y ha impedido aprovechar estas aportaciones tan eficientemente como en otras temporadas.

En la estación de aforos del Ebro en Castejón, el volumen circulante acumulado total del año hidrológico 2021-22 ha sido un 9 por ciento inferior al promedio de los últimos 20 años, aunque muy próximo al promedio de los últimos 5 años, mientras que en la del Ebro en Tortosa ha sido un 28 % y un 24 por ciento inferior, respectivamente.

Por su parte, las altas temperaturas de los meses de mayo, junio, julio y agosto han aumentado las demandas hídricas de los cultivos e incrementado las pérdidas que se producen en los embalses por los procesos de evapotranspiración.

Por volúmenes de embalses de sistemas de riego: el Eje del Ebro ha terminado el año hidrológico al 39 por ciento, nueve puntos porcentuales inferior al volumen con el que finalizó el anterior; el Najerilla al 36 por ciento, 15 puntos menos que a finales de septiembre 2021; el Jalón ha concluido con un 38 por ciento y un decremento de 19 puntos; el Aguas Vivas está al 62 por ciento, unos 6 puntos inferior y el sistema Bajo Ebro está al 41 opr ciento, unos 29 puntos por debajo.

El sistema Oliana-Rialb ha quedado al 30 %, unos 20 puntos porcentuales menos; la parte del Ésera del Sistema de Riego de Aragón y Cataluña está al 48 %, unos 11 puntos porcentuales menos; la parte del Noguera Ribagorzana del Sistema de Riego de Aragón y Cataluña está al 34 %, unos 16 puntos porcentuales menos; Riegos del Alto Aragón ha quedado al 32 %, unos 10 puntos inferior al de hace un año; Riegos de Bardenas está al 14 %, unos 14 puntos por debajo, y el Canal de Navarra se halla actualmente al 37 %, aproximadamente 3 puntos porcentuales menos que el año pasado por estas fechas.

Los únicos sistemas de riego que han experimentado incrementos respecto a finales de septiembre de 2021 son el Guadalope, actualmente al 69 or ciento, lo que supone un incremento de casi 34 puntos porcentuales respecto al año pasado; el Zadorra que está al 63 por ciento, 2 puntos porcentuales más que hace un año y el Sistema del Iregua, que se encuentra al 32 por ciento, algo más de 3 puntos superior al septiembre pasado.

Entre el 23 noviembre y el 13 diciembre de 2021, la llegada de sucesivos sistemas frontales atlánticos originó hasta a seis episodios de crecida ordinarios en los ríos del cuadrante noroeste de la cuenca del Ebro, que culminaron con un evento extraordinario en el que se combinaron lluvias extraordinarias con fusión parcial o total, según cuencas, del manto de nieve acumulado previamente.

Los ríos navarros, Arga, Irati y su correspondiente tramo del Ebro, fueron los que experimentaron los eventos más excepcionales, por encima de 20 años de periodo de retorno, y también donde se produjeron las mayores afecciones.
También tuvieron caudales extraordinarios, aunque con menos daños, el Nela, Jerea, Omecillo, Bayas, Zadorra, Ega, Esca y el Ebro, desde Palazuelos hasta el embalse de Mequinenza, y el caudal del Ebro en el tramo Castejón-Tudela se aproximó a los 3000 m3/s.

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