Después de un día intenso, era momento de ir reponiendo fuerzas y que mejor forma de hacerlo que en el paseo del Espolón con la degustación conjunta de las peñas de la ciudad. Había comida para parar un tren, en el caso de que alguno pase estos días por La Rioja, y además se podía regar con los vinos de varias bodegas riojanas. Eso sí, las gafas de sol, eran un elemento imprescindible para tapar las consecuencias de la primera noche matea, que se hizo larga para algunos.
Cuatro pinchos y cuatro vinos por doce euros. Más de mil pinchos por peña hasta un total de nueve mil raciones en pequeño formato… o no tan pequeño porque alguna de ellas daba para almorzar y comer de una misma sentada. Cecina con queso de cabra, migas, patatas bravas, bocata de sardinas con guindilla, setas con jamón, brochetas de langostinos, presa, preñaos o salchichón asado era el menú que ofrecían las peñas que laboriosamente lo iban haciendo allí mismo a los ojos de los cientos de personas que pasaron por una cita gastronómica que tenía como acompañante los vinos de Montecillo. Bodegas jer, Vivanco, López de Haro, Bodegas Corral, Cvne, Gerardo Viteri y Domus Vinum.
