La Rioja

Los holikers se ganan el respeto de Calahorra

El balance del festival, a la espera de datos más detallados, es de un éxito total

“Hay que apostar por la gente joven, ellos son el futuro y no los podemos tener ahí, encapsulados; tienen que bailar, saltar, cantar, conocerse, enamorarse, disfrutar y estos festivales y la música sirven para eso”. Las palabras son del cantante Manu Tenorio que ayer, después de su actuación en los Atardeceres de Aldeanueva de Ebro, se pasaba, ya entrada la noche, a disfrutar del festival Holika. Y eso y nada más que eso es lo que se ha vivido durante tres días en Calahorra, en una apuesta clara por la cultura musical, por la juventud y por poner a una ciudad donde se merece por derecho.

No ha sido fácil que Holika se celebrase en Calahorra. Ningún evento de estas características lo es, pero la pandemia estuvo a punto de echar todo al traste. Una inversión millonaria, decenas de contratos ya firmados y la imposibilidad durante dos años de poder realizar el festival complicaron mucho más las cosas de lo que ya eran en un principio.

En La Rioja no había ningún referente en el que fijarse para organizar un acto así, pero el empeño del consistorio calagurritano fue firme desde el principio. La organización siempre agradeció todas esas entradas compradas en 2020 que no pidieron el reembolso y esos chavales que confiaron que un día u otro Holika llegaría a la ciudad que le permitió a la organización seguir trabajando por esa primera edición en Calahorra.

Por aquel entonces, pocos días después de tomar posesión de sus cargos, el entonces concejal y hoy presidente del Parlamento de La Rioja, Jesús María García, y la alcaldesa de la ciudad, Elisa Garrido, comparecían ante los medios junto a Mario Cornago (BURKOR) para dar su primera noticia relevante: Holika llegaba a Calahorra y lo hacía durante cuatro años.

Con la primera edición celebrada y aún pululando las actuaciones por todas las historias de Instagram de miles de chicos de toda España, el balance es más que positivo. La ciudad ha comprobado de primera mano que este tipo de festivales son un revulsivo económico para los municipios en los que se celebran, a pesar de que muchos pensaban que el evento no tendría repercusión económica en la ciudad. La gente joven gasta también su dinero y lo hace donde más cómodo se lo ponen, donde más facilidades les dan y en lugares en los que, a pesar de su escaso poder adquisitivo, más calidad les ofrecen.

Durante cuatro días las calles de Calahorra se han dado cuenta de que los jóvenes saben comportarse, son educados y que lo que sólo tienen son infinitas ganas de disfrutar. Ni un altercado reseñable gracias a su comportamiento y a la labor inmensa de todos aquellos que han trabajado durante meses para que todo esto fuese posible. Desde la organización, pasando por el ayuntamiento, las fuerzas de seguridad y cada uno de los técnicos y trabajadores públicos que han realizado desde los más complicados expedientes hasta colocar un enchufe.

Musicalmente, el festival ha sido, sin lugar a dudas, un referente de la música urbana, electrónica y latina. De los 14 a los 30 años no hay quien no conociese, al menos, a una veintena de los artistas que han pasado por cualquiera de los tres escenarios del festival. Muchos conocidos por la mayoría, como Juan Magan, Eladio Carrión, Morad, Caly & El Dandee o Nicky Nicole, pero muchos otros como PtaZeta, Beny Jr, Trueno, Delaossa, Jose de las Heras, Ballesteros, Ocer y Rade, Maikel de la Calle, Marlena, Dasoul, Lérica o Funzo & Baby Loud.

Algunos retrasos en el programa oficial y la reducción del tiempo encima del escenario de alguno de los artistas es sin duda uno de los puntos a mejorar para la próxima edición, pero con más de cien artistas resulta casi imposible que cosas de esas no sucedan. Jóvenes de prácticamente todos los puntos de España: País Vasco, Asturias, Galicia, pero también Extremadura, Valencia, Andalucía… Algunos incluso de Francia y del otro lado del charco.

Pero es que no sólo los chavales han disfrutado del imponente escenario. También lo han hecho los cantantes. Con darse un paseo por sus redes sociales sobra para adivinar que la mayoría estuvieron encantados de pasar por el escenario de Holika. La conexión con la generación Z, que tanto ha sufrido la pandemia, ha sido total. Holika ya se ha convertido en un lugar al que volver el próximo año como el festival de referencia de estos estilos en el norte de España.

En lo que se refiere a la organización, un punto negro que se destaca tanto desde los asistentes como desde la organización son los accesos del primer día. Pasa en prácticamente todos los festivales, pero hay que evitar tener a cientos de chavales durante horas al sol en el puente de la catedral para poder activar sus pulseras. ¿Abrir antes las puertas de acceso? ¿Buscar varias entradas dependiendo de las pulseras? Hay un año entero para poder estudiarlo. Y seguro que se hará.

Y es que a Holika en Calahorra le queda, al menos, un año más. Según la organización, siempre es el primer fin de semana antes de San Fermín y volverá a ser de tres días, por lo que las fechas ya están casi marcadas en el calendario del próximo año: 29 y 30 de junio y 1 de julio. La organización comienza a trabajar desde hoy mismo en la edición 2023 y lo hace de nuevo con los jóvenes como principales protagonistas de un evento en el que han conseguido ganarse a toda una ciudad, incluso a los más reticentes al acto.

En una de las fotos de una de las primeras crónicas que NueveCuatroUno hacía sobre el evento, un arbolito lucía en mitad de uno de los escenarios. “¿Dónde y como terminará?”, comentaban algunas personas. Este domingo el árbol seguía reluciente en el mismo lugar e igual de esbelto que antes.

Los holikers se han ganado a la ciudad con su simpatía, su educación, su saber estar, sus ganas de disfrutar. Ellos son los mejores embajadores de una ciudad que les va a recibir con los brazos abiertos en 2023 porque ellos se lo merecen y la ciudad también.

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