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El Corpus Christi vuelve a relucir por las calles de Logroño

Tres años después, el centro de Logroño ha vuelto a romperse en los mil colores que acompañan a su paso a la procesión del Corpus Christi. Bajo un sol de justicia -si es que tales ríos de sudor justifican algo-, el cortejo se ha abierto paso por una calle Portales engalanada con la habitual y colorida alfombra de serrín, elaborada por las cofradías de la ciudad, la asociación de belenistas y voluntarios desde primera hora del día.

Los lugares más cotizados para presenciar el discurso de la procesión han vuelto a ser las escasas áreas sombrías del centro de la capital. Los más previsores, incluso, han podido verla desde la tribuna de terrazas que copan media calle Portales y -todo hay que decirlo- han dificultado el paso de la procesión en la acera sur.

Tampoco han faltado los habituales niños de comunión que acompañan a la procesión del Corpus, como tampoco el dispositivo de progenitores avituallándoles con litros y litros de agua fresca.

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