La Rioja

La evolución de los frutales determinará los daños de las últimas heladas

La evolución de los frutales determinará los daños de las últimas heladas

La evolución del desarrollo vegetativo de los frutales en las próximas semanas determinará los daños causados en los cultivos de La Rioja por las heladas de los últimos días. Según ha informado a EFE la Consejería de Agricultura del Gobierno riojano, las bajas temperaturas han afectado fundamentalmente a los municipios de Nalda, Albelda y Entrena.

Las heladas han causado más daños en árboles de fruta de hueso que en pepita, en melocotón y pera fundamentalmente, siendo mucho menores en manzana. La Consejería ha estimado que habrá que esperar unos días para cuantificar los daños, no solo para conocer los partes de los agricultores a Agroseguro, también porque la evaluación depende del estado fenológico y variará, en función de la especie, la variedad y la ubicación de las parcelas.

ARAG-ASAJA ha detallado a Efe que, de momento, no se aprecian daños ni en pera ni en viña y tampoco en remolacha. Esta organización agraria ha incidido en que los daños son más probables en frutales de pepita, que prevé afecten más a la calidad de la fruta, no tanto a la cantidad.

Sin embargo, en frutales de hueso ha augurado que habrá daños tanto en cantidad como en calidad. En almendra, según zonas, también ha habido daños. Salvo cultivos como ciruelos y albaricoques, en que los propietarios ya han observado daños, en el resto todavía es pronto para valorar, ha matizado.

Por su parte, UAGR-COAG ha indicado a Efe que, en algunas parcelas de cerezos de Quel, las heladas han causado daños entre el 80 y 90 por ciento de los árboles. En Rioja Media, ha habido daños en frutales de la zona de Albelda y Entrena; en Rioja Alta, intentaron minimizar los daños en Hormilla al regar para crear el “efecto iglú” y también hay preocupación en la zona por si afectará a los cultivos de colza, que estaba floreciendo.

En todos los casos, esta organización agraria ha detallado que habrá que esperar días o semanas para ver la magnitud de los daños, a diferencia de otras veces cuando son evidentes a las horas, ya que depende si el fruto está hecho o la vid ha brotado.

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