La Rioja

Economía de guerra: los costes se triplican en sectores estratégicos

La invasión de Ucrania triplica los costes en sectores estratégicos de La Rioja

La invasión de Ucrania está suponiendo una catástrofe humana, con cientos de muertos y millones de desplazados. Pero además está afectando notablemente al bolsillo de los riojanos. La subida de los combustibles (más aún de lo que ya habían subido a lo largo de 2021) es como una mancha de aceite que lo van pringando todo.

Da igual hacia qué lado mirar. La ofensiva de Putin ha supuesto un golpe encima de la mesa del tablero económico que lo ha desequilibrado todo. «No salimos de una y ya nos hemos metido en otra», es la frase que más se escucha estos días. Al incremento de precios, además, se suma un paro del transporte por carretera que complica más la situación y que muchos intuyen como algo similar a lo que pudo pasar en Francia hace unos años con los chalecos amarillos.

Los mercados, resentidos y temerosos de lo que pueda pasar en los próximos meses; la inflación, con datos similares a los años 80 y La Rioja, una región en la que el mundo agrícola (posiblemente el primero en resentirse) tiene un peso específico primario, mirando hacia dentro y hacia afuera y notando en carne propia lo que se podría calificar como una economía de guerra. Aunque sin duda son las medidas a Rusia las que están poniendo en jaque a la economía riojana en diferentes ámbitos.

Un incremento del 300 % en electricidad

Para determinados sectores la subida energética hace un agujero insostenible. En la SAT ‘Valle de Rincón’  las cámaras están encendidas las 24 horas al día los siete días de la semana para mantener las peras en su mejor estado a la espera de lanzarlas a la venta.

«Tenemos la suerte de que en los tres últimos años hemos hecho un plan para la colocación de placas solares, pero en nuestras instalaciones la luz se consume todo el día y por la noche no hay placas solares que te sirvan», explica Adolfo Nájera, quien destaca que «en abril tenemos que volver a negociar el precio de la luz y la propuesta que nos han pasado es un 300 % mayor que la que teníamos».

A esto hay que añadir otros aumentos de costes: cajas, transporte, cartones… «Esto no puede repercutir en el precio de la pera porque el mercado se rige por otras reglas, que fundamentalmente son la oferta y la demanda; además no habría consumidor que pudiese soportar ese incremento», asegura. Los agricultores tendrán que sobrellevar este aumento de los costes.

Pendientes del caucho y el paladio

Ucrania es el principal fabricante europeo de cableado para automoción y tras la invasión rusa la salida de material está prácticamente parada. Lo mismo sucede con  la producción del gas neón, necesario para el funcionamiento de los microchips. Además, Rusia, afectada por las sanciones económicas en sus relaciones comerciales, es el principal productor mundial de paladio, un metal que se emplea en los catalizadores.

Así, el sector de la automación también está temblando ante lo que pueda pasar en las próximas semanas. Rusia es uno de los principales exportadores del caucho con el que se fabrican los neumáticos y otros componentes. «Por el precio de la energía se ha resentido la producción de acero, lo mismo que la de vidrio», explican desde el sector.

500 euros más en carburantes cada semana

En pleno paro de los camioneros, José Ezquerro tira de calculadora: «El 1 de marzo el gasoil estaba a 1,38 euros el litro y hoy está a 1,88 euros. Son 50 céntimos en unos días que suponen unos 500 euros semanales de incremento», detalla el gerente de Logística Ezquerro. «El presidente Sánchez ha dicho que se van a tomar medidas a partir del 29 de marzo, pero me temo que hay gente que no va a llegar a esa fecha porque la situación es insostenible», añade.

Derramas en las comunidades de vecinos

La subida del carburante no sólo ha hecho estragos en las empresas. Las comunidades de vecinos también sufren la actual coyuntura, especialmente aquellas que tienen la calefacción comunitaria. «El incremento en poco más de un año ha sido del 500 por ciento; es una auténtica barbaridad», explica José Miguel Muñoz, de Interfincas.

Ante este panorama, más del 90 por ciento de las comunidades han tenido que tirar de derramas para pagar los sobrecostes de preservar el calor del hogar. «El incremento viene de antes del conflicto, pero esto ha hecho que suba un poco más y hemos recomendado a los vecinos que controlen las horas de calefacción; no es momento de tenerla encendida diez horas al día», explica el administrador.

Alguna comunidad ya se ha interesado por la colocación de placas solares, pero «es una inversión fuerte y en estos momentos, aunque la puedas amortizar en unos años, no todos los vecinos disponen de 600 u 800 euros para hacer ese desembolso», explica.

El gas, por las nubes

La factura media de un hogar riojano ha sido en febrero de 110 euros, algo menos que en enero pero casi el doble que doce meses atrás. Ana Martín en madre de dos niñas, teletrabaja y ha comparado sus facturas: «En enero pagué un poquito más, pero he mirado la de febrero del año pasado y es casi la mitad. Trabajo desde casa y ya he tomado la medida de no encender la calefacción por las mañanas; la pongo sólo por la tarde, cuando las niñas vuelven del colegio, y una vez que se meten en la cama volvemos a apagarla y tiramos de mantas». Ella, como tantos otros espera la llegada de la primavera y el aumento de las temperaturas: «En octubre volveremos a hablar del mismo tema», augura.

Apuesta por el kilómetro cero 

Miguel García tiene una frutería en Calahorra. Si el aumento de precios por la guerra aún no se había notado, sí que lo ha hecho la huelga de transportistas: «Se acusa en todo lo que viene de Almería (calabacín, alubia verde y pimiento) y los cítricos de Valencia. El problema es el precio, y que empiezan a escasear los productos de esa zona».

No cree que en La Rioja vayan a tener problemas de desabastecimiento, ya que «en una zona con una huerta tan rica tendremos que empezar a tirar más de productos de temporada y de productos de kilómetro cero».

La triple crisis del campo

Óscar Salazar, de UAGR, es muy consciente de los problemas que el conflicto está acercando al campo. En una situación ya complicada por los incrementos en los precios constantes, el estallido de la guerra los ha disparado aun más. «Los fertilizantes han subido un 200 % con respecto al año pasado y los piensos para la ganadería están disparados», comenta.

Esas alzas en los precios no se pueden repercutir en los precios. «Nosotros no los ponemos, nos los marcan y siempre hacen el agosto los mismos: las grandes multinacionales y los fondos de inversión», asegura. Con todo, señala que desde el mundo del campo se lleva años hablando de la dependencia alimentaria «y ahora nos vamos a ver con una crisis sanitaria de la que aún no hemos salido, una crisis humanitaria y una crisis alimentaria; la política agraria es un auténtico fracaso».

Otras vías de importación

Siguiendo las palabras del ministro Luis Planas, la consejera de Agricultura del Gobierno de La Rioja asegura que «no va a haber problemas de desabastecimiento relacionados con la invasión de Ucrania, aunque sí se está notando ya un incremento de precios en materias primas como el cereal», explica Eva Hita.

La solución del Ministerio ha sido flexibilizar las condiciones para facilitar la llegada de maíz de países como Argentina o Brasil. «Gobierno y comunidades autónomas hemos coincido en la importancia de la soberanía alimentaria o autonomía alimentaria, que pone de manifiesto la importancia de no tener que depender de países terceros en un contexto de excepción como el actual», afirma la consejera.

 

El vino, tocado

Tras una crisis sanitaria que afectó especialmente al mundo de la hostelería y, con él, al de la vitivinicultura, el sector del vino se encuentra ahora con unos incrementos energéticos y de materias auxiliares más que notables.

Abel Torres. | Foto: EFE/Raquel Manzanares

El director general de la cooperativa ‘Viñedos de Aldeanueva’ detalla la factura de la luz se ha multiplicado por tres en el último año. «Para colmo ha habido un importante incremento en el vidrio (casi un 30 %) y los cartones, porque son empresas de intensidad energética», explica Abel Torres.

A esto hay que sumarle las pérdidas de las ventas, no solo en Rusia y en Ucrania, sino también en ‘países satélite’ como Letonia: «Supone un 3-4 por ciento de la facturación total, que no es mucho pero también suma». Las previsiones no eran estas. «Contábamos con que a partir de marzo y abril las cosas mejorasen porque estábamos viendo a los mercados con muchas ganas, pero esto ha bajado mucho el suflé», cuenta.

Además se suma el paro del transporte: «En una semana importante para nosotros por el tema de las Fallas hemos podido sacar lo justo y ha funcionado mejor la exportación», detalla.

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