La Rioja

Solidaridad de ida y vuelta: de La Rioja Baja a Ucrania

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sacado de los riojanos la indignación, la tristeza y la preocupación por una situación que sobrepasa nuestras fronteras pero que afecta nuestro día a día; y también ha servido para dar muestras de empatía, solidaridad y cariño hacia Ucrania. Numerosas han sido las muestras de apoyo desde el primer día y muchas de ellas se han materializado en un sin fin de materiales que ya están siendo enviados a las fronteras ucranianas. Uno de los primeros camiones en llegar ha sido el enviado por el municipio de Arnedo, que ya está disponible al este de Europa con cajas muy reconocibles para los arnedanos.

También ha habido muestras de apoyo en otros municipios de La Rioja Baja como Calahorra, Rincón de Soto o Autol, cuyo grupo de teatro ha recaudado en torno a 1.500 euros para mandar el material recogido en varios viajes.

La ayuda está siendo de ida y vuelta. En Calahorra también hay gente que ha decidido traer a refugiados ucranianos para darles una oportunidad. Clara es rumana. Ni siquiera ese es su nombre porque prefiere mantenerse en el anonimato. Las noticias que llegaban de la frontera Rumana eran desoladoras y decidió ponerse en contacto a través de Facebook con alguna asociación que pudiese ayudarle a traer a refugiados a su casa. Enseguida le dieron un teléfono y le advirtieron de que el proceso iba a ser complicado porque la gente tenía miedo de ir a casas de desconocidos. Aún así insistió hasta que le pusieron en contacto con una madre y una hija que vivían en Odesa.

Ella se ha hecho cargo de todos los gastos para que madre e hija llegasen a Calahorra desde allí, a través de Bucarest primero y después vía aérea a Zaragoza, donde el viernes pasado fueron a buscarlas. Como muchos de los españoles que están acogiendo a refugiados, el traductor de Google es estos días su compañero inseparable. “Con el traductor nos vamos apañando, aunque a veces no lo hace demasiado literal”, cuenta. Una vez que llegaron a Rumanía también allí encontraron una incesante cadena de ayuda. “Ellos se encargaron de encontrarles transporte hasta el aeropuerto y de acompañarlas en todo momento, en cuanto vuelva a Rumanía quiero conocerles, porque se han portado de maravilla”, dice.

FOTO: © UNICEF /Viktor Moskaliuk.

Y en una guerra siempre se aprovecha la situación. “Lo de los vuelos ha sido increíble. Desde el primer día que los miré hasta el día que los pude coger finalmente los precios se han multiplicado por cinco. Es una auténtica vergüenza”.

Lo primero que hicieron al llegar a Calahorra fue empadronarlas en el ayuntamiento. “Creo que hay que hacerlo así, pero tampoco tenemos mucha información. Nosotros decidimos empadronarlas porque son personas y hay que tenerlas registradas en algún sitio, que las administraciones sepan donde están”, explica. El miércoles irán a Logroño a Extranjería para ver cuál es la mejor forma de hacerlo. “La chica joven tiene muchas dudas porque están llegándole noticias de que si pide asilo luego si vuelve a su país no podrá volver a entrar en la Unión Europea. Están muy desorientadas y les falta mucha información. Ellas están empezando a enterarse ahora de lo que está pasando en el resto de su país; pensaban que no era tan grave la situación”, explica de lo que ha hablado con ellas estos días.

Lo que sí cuentan es que muchos hombres han logrado cruzar la frontera. “Son sobre todo gente de mucho poder adquisitivo que ha podido pagar por salir del país”, le han contado sus dos nuevas ‘compañeras de piso’. La madre que ha llegado trabajaba en una clínica de estética, y la joven había estudiado algo relacionado con Turismo. “Aquí las estamos tratando como a nuestros familiares cuando vienen a visitarnos de Rumanía, son unas invitadas pero quieren colaborar con los gastos”, cuenta. “Ya tendrán tiempo de utilizar su dinero para otras cosas, ahora es que sólo han traído una mochila y hay que irles comprando un poco de todo”, explica.

Dos situaciones como muchas otras que se estarán repitiendo en decenas de hogares donde, desde hace unos días, hay alguno más en la familia. Personas que llegan desconcertadas, sin saber cómo de un día para otro la vida les ha dado un revés tan grande que no saben muy bien ni dónde están, ni cuál será su futuro.

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