La Rioja

Una empresa con sello de mujer

Ana, Raquel, Tatiana, Sonia, Manoli, Bea, Noemí, Saray, Loli, Irene… el nombre de Grupo Sagar, desde hace años, se escribe con letras en femenino. La empresa calagurritana, con más de cincuenta años de historia, lleva por todo lo alto que casi la mitad de su plantilla sean mujeres preparadas para cualquiera de las tareas que discurren en el día a día de la empresa. Cinco hermanos con vocación de igualdad en una empresa en la que ese objetivo nace casi sin necesidad de pensarlo, con el propósito de que todos desarrollen su trabajo en las mejores condiciones en un lugar donde las relaciones de familia y de empresa casi no se diferencien.

Sin paternalismos, pero con el convencimiento de que cada uno cumple una función y que la de todos es igual de imprescindible para su buen funcionamiento y conseguir tener así al cliente siempre como protagonista de sus decisiones. No están obligados, por número de trabajadores, a implementar planes de igualdad, pero están preparados para hacerlo en el momento que sea necesario, aunque si uno observa su día a día pocas cosas deberían mejorar para poder cumplir con los estándares que marca la ley.

El cerebro de la empresa tiene ADN femenino. El cien por cien del personal dedicado a mover desde dentro los hilos de la empresa son mujeres. Unas llevan compras; otras, ventas; otras, todo el asesoramiento financiero… La atención al público está compuesta por una red de profesionales en las que más del 50 % son mujeres en un mundo en el que el 90 % de sus clientes son hombres.

“La encargada de la logística de la empresa es una mujer que se descarga decenas de camiones todas las semanas”, comenta Belén, responsable de marketing de la empresa, con la que hacemos un recorrido por cada una de las dependencias mientras  asegura que “las mujeres especialmente son en la empresa las que están apostando por la digitalización, por la modernización del grupo…”. En AlquiSagar, la hermana pequeña del grupo, también tienen una mayoría de personal femenino. “Las encargadas del asesoramiento de maquinaria de obra son chicas que saben qué máquinas necesitan nuestras empresas clientes para sus trabajos”, detalla.

Además, tiene un peso importante la formación de los empleados. Tanto hombres como mujeres acuden al menos una vez al año a algún curso que les sirve para formarse aún más en sus especializaciones. “Estos días tenemos un curso relacionado con las energías renovables y va a acudir una de las mujeres que tenemos, concretamente la última que ha llegado, que es una chica muy joven”, cuenta.

Y es que el proyecto de empresa de Sagar apuesta por la contratación de mujeres jóvenes para irlas formando. “Prácticamente todas las que trabajan en la empresa comenzaron aquí cuando eran jóvenes; han tenido a sus hijos mientras trabajaban aquí. La formación para nosotros es muy importante, cualquiera conoce al dedillo las más de 60.000 referencias con las que contamos en nuestros establecimientos”, explica.

La conciliación es una de las partes más importantes de la empresa. “Pero no sólo en el entorno de las mujeres, sino pensando en que la familia es algo de ambos. No se cuentan las horas a rajatabla, se entiende perfectamente que pueden surgir imprevistos en las familias. Nuestros trabajadores, tanto ellos como ellas, tienen flexibilidad a la hora de escoger sus horarios para que cada uno lo amolde a los cuidados familiares; de hijos, pero también en otros casos de padres. Aquí hay papás que entran en la empresa después de llevar a sus hijos al colegio, no es una cuestión de posturas sino de algo natural; Sagar es una empresa familiar y entiende que la familia es importante para todos”, detalla. Se intenta que ninguna mujer tenga que reducirse la jornada por motivos familiares, se amolda el horario a sus necesidades.

La situación ha ido cambiando con el paso de los años. Loli fue la primera mujer que entró en la empresa, hace 42,  y ella ha vivido el cambio en sus propias carnes. “Recuerdo que al principio yo me dedicaba a hacer labores que estaban relacionadas con el ámbito de la mujer: limpiaba los escaparates, los baños, me tocaba siempre barrer…”, recuerda. Ahora es una de las personas con más experiencia de la empresa y realiza cualquier labor de las que hacen sus compañeros.

Una empresa que ha ido amoldándose a los tiempos y que está convencida de que “no hay que perder el potencial que nos dan unos y otras, la experiencia que han ido acumulando durante los años y las ganas que ponen por atender y tener al cliente asesorado, atendido y como centro de su día a día.

Subir