La Rioja

Eduardo Docampo: “No se me van de la cabeza mis amigos rusos y ucranianos”

La voz de Eduardo Docampo estos días es de preocupación. El entrenador rojillo llegó en verano del año pasado a Calahorra directo de Rusia, donde había pasado los últimos años trabajando como entrenador. También había realizado, años antes, labores de asistente en la dirección deportiva del Dinamo de Kiev en Ucrania. Conoce bien los dos países, tiene amigos en ambos y estos días sigue con tristeza cómo se van sucediendo los acontecimientos de una invasión que nadie esperaba hace apenas unos días ni en Rusia ni en Ucrania. “Quizás aquí temíamos más esa posibilidad, pero allí parecía que no iba a suceder nunca; nadie está preparado para pensar que una guerra puede llegar a tu país de una semana para otra”, cuenta.

“No sé mucho de política, pero tengo una tristeza enorme. Tengo amigos en Kiev, con algunos me he podido poner en contacto, con otros no, a saber dónde están y cómo están siendo sus vidas estos días. Entiendo que no contesten a mis mensajes”, cuenta. Asegura que pocos eran los que se esperaban este desenlace tan dramático. “Se veía tensión, pero tenemos que recordar que hay en zonas de Ucrania que están en guerra desde hace ocho años y que esa gente está acostumbrada a las amenazas de Rusia. Eso sí, la gente del resto del país no esperaba que esto sucediera y especialmente que afectara a todo el país”, comenta.

Con la gente que ha logrado hablar prefiere no pensar demasiado, están en sus casas, pendientes de las noticias y de los sonidos que llegan de la calle. “Me dicen que parece una película, que están en sus casas escuchando cómo cada vez son más cercanos los ruidos de misiles o bombas o lo que esté lanzando este hombre”, cuenta.

Recuerda sus años en Ucrania. “Es un país en el que cuando te tenías que trasladar a zonas de conflicto veías los tanques y las carreteras destrozadas, pero que el resto vivía en la más absoluta normalidad: sales a restaurantes, a pasear, a tomar algo con los amigos… parece que eso durante mucho tiempo va a dejar de ser así”, advierte pensando en los dos días de dolor y miedo que deben estar pasando sus compañeros que viven en la capital ucraniana. “Y el problema es que esto no tiene pinta de que vaya a terminar pronto”.

Lo que más le apena son las estrechas relaciones familiares que hay entre la población de uno y otro país. “No conoces prácticamente a nadie que no tenga a algún familiar a uno u otro lado de la frontera: hermanos, padres… quizás por eso tanta gente ha salido a manifestarse en contra de la guerra en Rusia a pesar de que se la juegan a ser detenidos”, explica. “La mayoría de la gente de cualquiera de los dos países no quiere la guerra, quizás gente más mayor justifican lo que está haciendo Putin, pero es una auténtica salvajada”, se pronuncia.

Una vez conocidas las medidas de presión interpuestas por Estados Unidos y Europa a Rusia, teme que sea la población más desfavorecida la que las sufra. “Al final a él le da lo mismo que su pueblo se muera de hambre y en Rusia la población lo está pasando mal; ayer hablaba con una amiga que me contaba cómo están ya subiendo los precios de un día para otro, cómo la gente está sacando el dinero de los bancos… va a ser un desastre para el país”, asegura. ¿Tomar medidas contra Putin? “Me da la sensación de que todo el mundo tiene miedo a lo que este hombre pueda hacer, no hay que olvidar que tiene a mano un botón con el que puede destruir un país entero”, lamenta.

También ve como muchos partidarios de Putin están empezando a entender que sus políticas no son la solución para el país. “Tengo una amiga rusa con la que hablé ayer y que me decía: ‘es la primera vez que siento vergüenza de ser rusa’, es una persona muy patriota pero entiende que así no se hacen las cosas”, cuenta dejando claro que los habitantes del país poca culpa tienen de lo que está pasando. “Me decía que lo están comparando con Hitler y esto se parece más a lo que hizo Stalin; no piensa en su pueblo”.

El deporte, su vida, también se ha visto condicionado por el conflicto. “La liga ucraniana evidentemente se ha suspendido y parece que se quieren tomar medidas contra el deporte ruso para que la gente se ponga contra Putin, pero en un país en el que a la oposición se le machaca es complicado que a través de deporte se vaya a conseguir nada”, cuenta entendiendo que se suspendan partidos de ligas europeas en los que juegan equipos ucranianos. “Bastante tienen en pensar cómo están sus familias o qué hacer con sus vidas, como para jugar un encuentro”.

Deseoso de que haya una solución rápida para el conflicto pero pesimista, Eduardo Docampo estos días no deja de pensar en los amigos que ha hecho durante los diez últimos años en los dos países. “No se me van de la cabeza”.

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