La Rioja

El ruido pone en jaque al ocio nocturno calagurritano

En Calahorra, el ocio nocturno no es lo que era. Después de que hace décadas desapareciese definitivamente ‘La Ronda’ en el casco antiguo, han sido varios los intentos -infructuosos- por regenerar el sector. En la actualidad, media docena de bares han sobrevivido a la crisis de la pandemia, durante la que han visto cómo sus horarios y sus aforos se reducían para intentar controlar el virus. Con la llegada de una relativa normalidad se encuentran con otro serio problema: los ruidos, que provocan denuncias de los vecinos y que ya han motivado que algunos tengan que cerrar la verja de manera provisional.

Así, a lo largo de este fin de semana dos de estos establecimientos no han abierto en la ciudad. Steven Zuluaga es el dueño de uno de ellos. Explica que tras haberles denunciado en varias ocasiones (multas que según él nunca les han llegado), el Consistorio les ha enviado un requerimiento por el que se les precinta el equipo de música. “Sin equipo de música es imposible abrir el bar, no tiene sentido”, comenta. Lo que reclama Steven es que no se les hubiese advertido de este problema con anterioridad. “Además, hay que tener en cuenta que las mediciones son de diciembre con noches muy especiales y concretas y con mucha gente en la calle, que también genera ruidos”, detalla.

Desde este establecimiento ya han colocado en el equipo de música el limitador, como les exigía el Ayuntamiento calagurritano, para así poder volver a realizar la actividad tal y como hasta ahora. Zuluaga se lamenta por la situación. “Entendemos que hay días puntuales que se generan molestias, pero en algún sitio tenemos que llevar a cabo nuestra actividad, que nos ofrezcan sitios en los que no molestemos a nadie”, sugiere. Para él, el problema se traslada especialmente a la juventud. “Lo único que estamos provocando es que los chavales se vayan a Logroño o incluso a municipios más pequeños a disfrutar de la noche”, asegura.

Javier Álvarez es dueño del segundo establecimiento. Tras siete años realizando la actividad es ahora cuando están empezando a tener este problema de manera generalizada. “Nunca habíamos tenido esta cantidad de denuncias”, explica. En su caso ya tienen hace tiempo el limitador colocado y los estudios de sonido pertinentes, pero aún así las mediciones de la Policía Local siguen siendo positivas. “Nos gustaría saber dónde está el problema para solucionarlo, porque o hay algún fallo o nos hace pensar que las mediciones no se están haciendo bien”, comenta. Va un paso más allá: “Hemos hecho mediciones por nuestra cuenta y a veces damos positivo sin tener la música encendida”.

A ellos les llegó una notificación del Ayuntamiento evidenciando el problema después de Reyes; desde entonces están cerrados. “Presentamos toda la documentación la semana siguiente a recibir la notificación y aún no hemos obtenido respuesta, llevamos cuatro semanas cerrados, se acercan carnavales y fiestas y no sabemos si podemos abrir todavía”, comenta, rogando al Ayuntamiento que acelere la revisión de su recurso. A pesar de sus palabras, desde el Consistorio aseguran que ese recurso entró por registro el pasado 11 de febrero. “Si no podemos abrir en carnavales y fiestas, tendremos que cerrar definitivamente”, asegura.

Javier detalla su situación: “Entendemos que la policía hace su trabajo, pero sabemos a ciencia cierta que es una única vecina la que está continuamente llamando. Nosotros queremos solucionar el problema, hemos cumplido a rajatabla las medidas que se han tomado estos meses con la pandemia en lo que se refiere a horarios y aforos, cambiamos nuestra forma de trabajar porque entendimos que era lo que había que hacer por la situación, pero en esto no sabemos qué más poder hacer, tenemos cuatro informes de sonido que dejan claro que estamos cumpliendo”, se lamenta.

Quizás que los vecinos se hayan acostumbrado al silencio en pandemia tenga algo que ver con la cantidad de denuncias que se están interponiendo en las últimas semanas.

Desde el Consistorio aseguran que los problemas con los ruidos han sido continuos y que hasta que se solucionen pueden abrir sin poner música. “Es un problema que deberían haber solucionado antes de llegar a esta situación”, comentan fuentes municipales, que explican que las actuaciones  de mediciones siempre son a requerimiento de los vecinos.

Así, en el caso de uno de estos dos establecimientos se produjo en 2019 un cambio de titularidad de la licencia, pasando a darle uso de ‘bar con música’ sin tramitar ningún cambio de licencia ni hacer las obras necesarias para adecuar el local . Además detallan que tampoco se tramitaron los permisos necesarios para instalar equipos de sonido y que por eso  se ha procedido al precinto del aparato que carece de licencia y cuyo uso ha provocado múltiples requerimientos de los vecinos para efectuar mediciones en el interior de sus domicilios. Mediciones que han ocasionado la tramitación de sanciones por exceso de ruido.

Además, aseguran que existen mediciones positivas en los meses de octubre, noviembre y enero y que han sido reiteradas las explicaciones sobre los problemas por parte de la policía.

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