La Rioja

Caso Carolina: la familia Ugueto también señala a la abuela como asesina

La tía materna de Carolina ha asegurado este martes que su hermana no era capaz de tomar decisiones por sí misma y era “manipulada” por la madre de ambas, a quien la presunta asesina ha culpado durante el juicio de la muerte de su hija de 5 años, ocurrida en un hotel de Logroño en enero de 2020.

La Audiencia Provincial de Logroño ha celebrado la segunda sesión del juicio, que se desarrolla con un tribunal popular y que se prevé que se prolongue hasta el próximo 17 de febrero.

El fiscal, la acusación particular ejercida por el padre de la menor y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientas que la defensa sostiene que la autora de la muerte fue la abuela materna, antes de suicidarse en el río Ebro.

Según la tía materna, quien ha asegurado que estaba “muy unida” a su hermana, esta se encontraba “bastante deprimida” desde que se separó, lloraba con frecuencia y manifestaba que estaba cansada, pero nunca le comunicó su intención de suicidarse.

En una época en la que su hermana estaba bastante mal, decidió llevársela unos días a su casa para que pudiera “respirar y pensar por ella misma” y alejarla de la madre de ambas, que solía intervenir en sus decisiones y ejercía el “matriarcado”.

Ha indicado que los padres de Carolina no tenían buena relación desde que separaron, cada dos por tres intercambiaban denuncias y ella -la tía- pensaba que la niña no estaba bien cuidada por su padre, de modo que esa “conflictividad” se trasladó al resto de la familia.

Ha agregado que, tres días después de la muerte de su sobrina y su madre, el abuelo materno de Carolina decidió poner en alquiler el piso familiar de Haro para poder pagar todas las deudas que encontraron. Entre las pertenencias de la abuela materna de Carolina encontraron una pulsera con la palabra mamá, que ella le regaló años antes, con un papel que ponía “Sé mejor madre de lo que yo fui”.

“Un poco más nerviosa de lo normal”

Por su parte, el hermano de la presunta parricida ha relatado que él estudiaba en Madrid y ese fin de semana no tenía previsto viajar a Haro, pero se desplazó ante la insistencia de su madre, a quien encontró “un poco más nerviosa de lo normal”, aunque, cuando le pregunto si le pasaba algo, ella dijo que todo estaba bien.

El 26 de enero de 2020, domingo, se despertó solo en casa a las 7:30 horas y le extrañó que no estuvieran ni su madre, ni su hermana, ni su sobrina, que se fueron sin dejar una nota, por lo que llamó a su padre y a su otra hermana, quienes tampoco sabían nada de las tres ni les respondían sus llamadas a los teléfonos móviles, que tenían apagados.

El chico acudió al cuartel de la Guardia Civil, donde le dijeron que se habrían ido de excursión, pero, como no aparecieron durante el resto del día, volvió a última hora de la tarde, donde se encontró a su excuñado, quien fue a denunciar que la madre de Carolina no le había entregado a la niña a la hora prevista.

Por la noche, el tío materno de Carolina buscó en su casa y encontró escondido, al fondo de un armario, los teléfonos de las dos y unas cartas manuscritas, que no leyó y llevó, al día siguiente, a primera hora, a la Guardia Civil.

Tras leer esas cartas, en las que la madre y la abuela de la niña anunciaban su intención de suicidarse, el chico pensó que su madre había dictado las frases a su hermana y que todo estaba organizado por su madre, porque ha recalcado que su hermana “no es capaz de hacerse daño a sí misma”.

También ha dicho que nunca oyó hablar mal en su casa sobre el padre de la niña, con quien su hermana no tenía buena relación.

El abuelo materno de Carolina, quien residía en Madrid, ha reconocido que se enteró de la muerte de la niña por la prensa digital el 27 de enero, lunes, cuando volvía a Haro.

Ha asegurado que su mujer “jamás” manifestó su deseo de suicidarse ni tampoco le había informado de las deudas que había contraído, de las que se enteró en el banco.

Por último, el vecino que desde su casa vio a la madre sentada en la cornisa de la ventana de la habitación del hotel en la mañana del 27 de enero ha dicho que le gritó en dos ocasiones porque tuvo la sensación de que “se iba a tirar” y ella reaccionó y se metió dentro.

Entonces, llamó por teléfono a la recepción del hotel para que subieran a la habitación y, mientras llegaba la policía, junto a una empleada del alojamiento, volvieron a pedir a la mujer que entrara dentro, donde los agentes encontraron a la niña ya fallecida.

Mañana está previsto que declaren en el juicio otros seis testigos, entre los que figuran tres empleados del hotel y la pareja del padre de Carolina.

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