La Rioja

Adriana Ugueto: “Me quedé dormida y desperté en una bañera con sangre”

Adriana Ugueto, la acusada de asesinar a su hija de 5 años, ha declarado este lunes en el juicio que se quedó dormida con la niña en una habitación de hotel en Logroño, después, ella se despertó llena de sangre en la bañera y comprobó que la pequeña, que estaba en la cama, tenía un color raro y no reaccionaba, por lo que se asomó a la ventaba para tirarse.

La Audiencia Provincial de Logroño ha comenzado la vista oral por la muerte de esta pequeña, Carolina, ocurrida en enero de 2020, y que juzgará un tribunal popular hasta el próximo 17 de febrero.

El fiscal, la acusación particular, que ejerce el padre de la menor; y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientas que la defensa sostiene que la autora fue la abuela materna, quien se suicidó justo después y su cadáver apareció en el río Ebro a su paso por la capital riojana.

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

“En ningún momento quise suicidarme ni hacer daño a mi hija”, ha reiterado en varias ocasiones la madre de la niña, quien tenía 35 años cuando sucedieron los hechos, el 26 de enero de 2020.

Según su versión, acompañó a su madre a un céntrico hotel de Logroño, donde se alojó con su hija, y, después de quedarse ambas dormidas en la cama -la acusada y la menor-, se despertó “muy débil” cubierta de sangre en la bañera llena de agua, la niña tenía “un color muy raro como de gelatina”, pero, como no reaccionaba cuando la destapó, su primera idea fue abrir la ventana y tirarse.

FOTO: Raquel Manzanares/EFE.

Antes de quedarse dormida notó “un ras” realizado con un objeto “muy afilado” en las muñecas, donde tenía cortes -y también en las piernas y en el cuello-, pero ha negado que ella se hiciera esas lesiones, de las que culpa a su madre.

Ha asegurado que, cuando se despertó, las pertenencias de su madre y de ella ya no estaban en la habitación del hotel, ni tampoco la mujer, quien le sacaba “tres cabezas”, “tenía mucho carácter” y “yo solo obedecía”, por lo que era la abuela quien decidía todo lo que se hacía durante el proceso judicial con el padre de la menor y la petición de la custodia, que tenía él asignada.

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