La adolescencia es una etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto. Un momento crucial en sus vidas en que es necesario estar muy pendiente para seguir y apoyar este desarrollo de la mejor forma posible y «yo quiero participar de ello ayudándoles a tomar buenas decisiones que van a repercutir en su futuro y por ende a sus padres para que comprendan todo lo que están pasando y sientiendo sus hijos». Así lo explica Carmen Castroviejo, psicóloga y fundadora del centro Apóyate.
Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y experta en trastornos infanto-juveniles, «decidí seguir este camino porque desde siempre las personas que mejor me conocen me han dicho que tengo una sensibilidad especial para ayudar a las personas y así lo siento. Soy muy empática y logro ponerme en el lugar del otro. Además, nunca trabajo en términos globales, sino que diseño orientaciones especializadas porque cada persona es un mundo».
Y es que una de las principales señas de identidad de Carmen es seguir al pie de la letra la frase ‘trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti’ y esto es algo que tiene muy presente en su profesión. «Procuro ser cálida, cercana y por supuesto reforzar positivamente el haber dado ese paso de iniciar un proceso terapéutico o haber seguido las orientaciones facilitadas. A mí me gustaría que me trataran así».
La experiencia profesional de Carmen pasando por la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Centro de Salud Espartero en Logroño, siendo Educadora en el Programa de Menores Infractores en ARAD (Asociación Riojana de Ayuda a personas con problemas de Drogas) y Profesora Titular del Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA) en varios institutos, forjaron su identidad y le llevaron a abrir en 2016 el Centro de Psicología Apóyate (calle Chile, 38, 1º B).
«Percibía que había muchas necesidades desde el punto de vista emocional y pedagógico, porque los jóvenes no están nada motivados ni tiene incorporadas estrategias de estudios que resulten efectivas». Además, su paso por ARAD, asociación de la que es presidenta desde 2020, le ha ayudado a trasladar a los jóvenes la dura realidad «que vivo en primera persona y puedo ayudarles a darse cuenta de que los problemas son reales no sonando al típico discurso».
Castroviejo tiene claro su compormiso: apoyar a los niños y jóvenes en su crecimiento personal y guiar a los padres en este desarrollo. Y para ello, esta profesional cuenta con ciertas virtudes terapéuticas que facilitan el trabajo. La primera, su propia juventud. «Me ven cercana en edad, muy próxima a su etapa de vida y sienten que puedo comprenderles mejor y más rápido».
Segunda virtud: su experiencia y formación específica en trastornos infanto-juveniles le permite poner en práctica numerosas herramientas y metodologías de intervención que funcionan de verdad en este sector de la población. «Ellos pronto detectan cambios positivos y eso les motiva de cara a su proceso terapéutico». Porque preocuparse no sirve de nada y ocuparse ayuda, «en Apóyate estamos para ocuparnos de lo que nos preocupa y cambiarlo», y lo hacen tanto con terapias para niños y jóvenes como para adultos.
Los trastornos más comunes
Los niños están en continuo crecimiento, tanto físico como psicológico y social. La infancia es la época de nuestra vida en la que tenemos más facilidad para adquirir conocimientos y cualquier alteración de comportamiento puede limitar esa capacidad. Por ello, la detección temprana y el tratamiento de estas dificultades es fundamental para establecer los cambios en su comportamiento que les ayudarán a crecer.
Algunos de los problemas más frecuentes que detectan y tratan en Apóyate en la etapa infantil son: trastornos de alimentación; alteraciones del sueño; manías y miedos; límites y normas; hiperactividad; trastornos emocionales como problemas de autoestima, celos, dependencia de sus padres, adaptación escolar, separación de los padres o el desarrollo de la Inteligencia Emocional. «Está comprobado que el éxito se mide en el bienestar de las personas en su día a día y eso viene determinado en un 80 por ciento en lo emocionalmente inteligente que seas y si esto se entrena desde la infancia, se interioriza con más fuerza».
Por su parte, la adolescencia es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto. Un momento en el que afloran ciertos trastornos como los problemas en el ambiente familiar (dificultad para llegar a acuerdos, no aceptar las normas…); el rendimiento escolar; problemas en el ambiente social (dificultad para hacer y mantener amistades, dificultad para decir no,…); adicciones o conductas delictivas.
Además, Carmen y su equipo hacen una clara diferenciación entre el servicio de apoyo psicológico y psicopedagógico porque «pretendemos que aprendan cómo estudiar y cómo memorizar de una forma que les resulte sencilla y descubran que pueden ahorrar tiempo y ganar efectividad. Porque hay veces que invierten mucho tiempo en el estudio pero no lo aprovechan y eso les produce rechazo y se frustran».
Como buena joven, esta profesional utiliza también las redes sociales para acercarse a sus pacientes y ver que tienen una ventana abierta a todo tipo de opiniones. «Ahí tienen información basada en la evidencia de temas que les resultan interesantes. Muestro lo que hago para que se den cuenta de que soy una persona que disfruta de la vida y esas decisiones correctas que tomé en un momento determinado de mi vida me han propiciado un beneficio. Intento acercarme a ellos como un buen ejemplo y referente».
Las puertas del centro de psicologia Apóyate están abiertas para acoger a cualquier joven y familia. «Iniciar un proceso terapéutico no es fácil, pero dar el paso es un gran mérito que contribuye a mejorar sustancialmente el presente y futuro de cada persona. Yo también tuve que iniciar un proceso terapéutico en un momento de mi vida, y creo que el refuerzo que mejor me sentó fue el que me dí a mí misma, tenía muy presente que era meritorio lo que estaba consiguiendo».
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