Gastronomía

Iturbe pone fin a 133 años de actividad en plena Calle de la Vega de Haro

La firma anuncia el cierre por jubilación del obrador y pastelería en la que Chema Iturbe ha trabajado con su mujer y sus cuñados, José y María Jesús Ruiz, durante 66 campañas.

La historia se sustenta sobre hechos y fechas. Y habla de inicios y de finales. En algunos casos, de despedidas que se hacen dolorosas porque alimentan la nostalgia de lo que fue y no volverá a ser. Siempre de nombres, de gentes, de esfuerzos que acabaron convirtiendo en realidad los sueños.

El de hoy habla de Iturbe, un apellido que ya aparecía arraigado en la tradición jarrera con acento dulce, sin diptongos, si acaso salpicado de trufas de chocolate e infinidad de rellenos, y de tartas para llenar más de una carta de reporstería.

La firma, apuntalada en la Calle de la Vega que fue arteria de conexión entre el Casco Antiguo y la Basílica de su patrona, y como el Arrabal o la manzana de Lucrecia Arana área de expansión de la vieja villa, echa el cierre.

Seguramente por nada en concreto y en realidad por muchas circunstancias. Tal vez porque a Chema Iturbe, el maestro de obrador que madrugaba para anticiparse al alba y dejar todo hecho a la hora del desayuno y el almuerzo, se le han echado encima los años que no han borrado (a pesar de todas las circunstancias, alguna que otra trágica) esa sonrisa que han venido compartiendo con Mari Carmen Contreras, y con su cuñado José Contreras y su cuñada María Jesús Ruiz.

Porque el azúcar, al que van camino de ponerle más tributos porque se dice que es perjudicial para la salud, como se hace con el alcohol y los tabacos, tiene ese otro efecto que para la clientela se hacía balsámico.

Sin relevo, porque José María se escapó pronto y porque Noemí está en otra historia, y con tanto curre a las espaldas (también en un contexto comercial que no genera demasiadas expectativas, y de crisis sanitaria de la que parece que se sale pero a la que no se ha puesto fecha de cadudcidad), el obrador y la pastelería bajan la persiana 133 años después de haberse abierto al personal de calle.

Iturbe nació en 1888 y firma su acta de defunción en 2021, porque siempre hay un momento en el que las cosas cambian y se impone completar el ciclo. Chema despide, con tal complicada y traumática decisión, sesenta y seis años de servicio, porque se apuntó al oficio de su tío y luego de su padre con 13 primaveras y las matemáticas no engañan.

Se irán, seguro, con la satisfacción de haber endulzado episodios grises de la historia de una ciudad a la que dieron vida. Ahora empiezan a pensar, que ya era hora, en primera persona.

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