Toros

Urdiales, sin opciones de triunfo en Madrid

De inclemente tarde a tormentoso lote. Solo dos toros de los enchiquerados el pasado y lluvioso viernes 24 figuraban en el programa de mano de la primaveral tarde de hoy. El primero, ‘Libertino’, que, preso en su falta de poder y fuerza, hoy le correspondió a Urdiales. Y con él, no terminó de escampar hasta que Urdiales le robó un natural templado, mandón y de gran trazo, que pareció abrir los cielos.

Antes, atronaron las palmas de tango y los pitos y los gritos para que apareciera el pañuelo verde que devolviera a los corrales al bello toro de ‘Vegahermosa’. Porque ‘Libertino’ habitaba en la maldita cárcel del descastamiento y la falta del más mínimo empuje. Perdió varias veces las manos en los primeros tercios y llegó a la muleta que ni cogido por alfileres. ¿Qué más ha de evidenciar un toro en la primera plaza del mundo para ser devuelto?

Urdiales lo intentó. Porfió el riojano a media altura, que en los remates por arriba también se desmoronaba semejante lasitud bovina. De la paciencia de Urdiales brotó aquel natural que vino a convertirse en el revoloteo del pajarillo que anuncia que ya dejó de llover. Y luego otro. Y ya. Demasiado ante aquel ‘Libertino’ tan desmadejado y fatigoso.
‘Bochornoso’ hizo cuarto. Una mole de 601 kilos y cuatro años, el único del cinqueño encierro.

Dejó el toro bruto que Urdiales se estirara a la verónica. Fueron cuatro lances, que saben a poco tras lo visto esta temporada, y luego, ¡zas! el de Victoriano del Río le quitó el capote a Urdiales. Visto y no visto. Rebrincado y cabeceando embestía por el pitón derecho en la muleta del riojano. A base de colocación y temple corrigió tanta brusquedad Urdiales al natural. Pena de un par de enganchones demasiado inoportunos. No hubo ritmo ni son porque al toro le faltó transmisión, recorrido y empuje. Quizás a Urdiales le faltó volver a aquel pitón rebrincado y cabeceador para demostrar lo que consiguió pulir.

Unos pitiditos, más inoportunos que los dos enganchones que os decía, vinieron a decir que en Madrid cuesta un mundo entrar tras triunfar en Sevilla. Es lo que tiene firmar una historia de superación y esfuerzo tan legítima y auténtica como la de Urdiales. Un antes y un después, no menos exigente este nuevo presente para el riojano.

Un tanto brusco y violento resultó ‘Insidioso’, de ‘Jandilla’. El breve saludo capotero de Manzanares pasó desapercibido, máxime cuando Ureña quitó por tropezadas gaoneras. El alicantino se mostró como desdibujado y no consiguió suavizar los toscos defectos de su primer enemigo. Nunca. Y, lo peor, es que tampoco consiguió imponerse a su oponente en ningún momento de la lidia.

Lo mejor de la tarde llegó en los primeros tercios de la lidia de ‘Casero’. El de Victoriano del Río, sardo de capa y de brava expresión, albergó un sinfín de ilusiones por cómo se empleó en el caballo y por cómo galopó en banderillas. Así las cosas, el picador Paco María y los subalternos ‘Mambrú’ y Luis Blázquez se llevaron las mayores ovaciones de la tarde.

Aquel cambio de mano de Manzanares en el inicio resultó tan bello como inapropiado por el momento y la encastada condición del toro. Tanta delicadeza de Manzanares se vino al traste cuando el bravo ‘Casero’ tropezó la franela y se hizo con el mando de la situación. A partir de ahí, un natural de bella factura y ya. Le afearon la colocación a Manzanares, que casi nunca ofreció la bamba de la muleta a su gran oponente.

A Ureña se le adora en Madrid y él lo sabe. Como también supo del escaso calado que tenían las cortas series del inicio de su faena. Pareció dialogar con el público y así decidió citar de frente y muy cruzado. ¡Anda! Como si nunca se le pidiera eso a un torero. En fin. A partir de ahí, hubo verdad, por ambos pintones y sin montar la muleta con la ayuda.

La media desprendida y perpendicular afeó un trasteo que hubiera sido de premio, sobre todo, a partir de aquel derrote que a poco lo hiere de gravedad. Cerró plaza un toro tan complicado como agarrado al piso. ‘Impuesto’ se llamaba y tenía tan poca clase que ni gravó al torero de Lorca.

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Sexta de la Feria de Otoño. Casi lleno, de acuerdo a las limitaciones de aforo. Toros de Jandilla y Victoriano del Río, bien presentados, aunque desiguales. El 1º, endeble y con nulo poder; el 2º, áspero, con genio; el 3º, encastado; el 4º, deslucido; el 5º, que hizo pelea de bravo en varas, encastado y exigente; ovacionado en el arrastre; y el 6º, complicado.

• DIEGO URDIALES, silencio y silencio tras aviso.
• JOSÉ MARÍA MANZANARES, ovación y ovación tras aviso.
• PACO UREÑA, ovación tras aviso y silencio.

Incidencias: En banderillas, se desmonteró Daniel Duarte, en el segundo. En el quinto, hicieron lo propio Mambrú y Luis Blázquez.

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