La Rioja

Centro Gonzalo de Berceo: “Es momento de saber las necesidades de nuestros mayores”

Venimos de una época más relajada, la estival, momento en el que la familia suele pasar más tiempo junta y en el que las necesidades para con los mayores salen a relucir. Quizá hasta ahora no se habían reflejado, o quizá ahora se hacen más visibles, el caso es que muchos familiares deciden buscar soluciones u orientación que les de tranquilidad y, sobre todo, mantengan a sus mayores con la mejor calidad de vida.

Por ello, como cada año, el Centro de Día Gonzalo de Berceo ha iniciado, coincidiendo con el comienzo del curso escolar, su proceso de evaluación y valoración. “El número de personas que se acercan al Centro pidiendo ayuda e información ha aumentado considerablemente después del verano. Se han dado cuenta de que las necesidades de su familiar, bien derivadas por sus patologías propias o derivadas por la pandemia, les supone dificultad en su día a día y llegan pidiendo ayuda”, explica su directora, Elena García.

El objetivo principal es conocer el alcance de las necesidades en este preciso momento para poder diseñar desde el Centro programas propios de rehabilitación individuales y desarrollarlos después en grupos de convivencia homogéneos de tamaño reducido. “Las valoraciones de cada usuario se repiten a los seis meses y cuando estimamos que es necesario. El propósito del Centro es mejorar la calidad de vida del usuario y ayudar a las familias en su día a día”.

El espacio está compuesto por diez salas de rehabilitación, cada una con sus grupos determinados en función de las necesidades de cada usuario para hacerlo todo más afín. “El Centro cuenta en total con 226 plazas y ahora estamos con algo más de la mitad ocupadas. Lo más importante para nosotros es reunirles atendiendo a la especificidad de cada uno”, señala Elena.

Reciclaje continuo

Todos los profesionales que diariamente desempeñan su trabajo en Gonzalo de Berceo forman parte de estas evaluaciones. “Terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, psicólogo, trabajador social, médico, enfermera y, además, los trabajadores que se ocupan del área de ocio y tiempo libre valoran cuáles son las necesidades de cada usuario”.

Unas valoraciones que se comparten tanto con la familia como con los mayores. “Es importante que la persona que va a venir al Centro sepa y entienda cuál va a ser su tratamiento en la medida en que se pueda y, por supuesto, las familias para que estén tranquilas con lo que ellos pretenden y lo que nosotros podemos ofrecerles para intentar llegar a ese acuerdo entre ambos”.

Cada año se repite el proceso, pero estos dos últimos “hemos notado que las necesidades han cambiado bastante, y todo derivado de la pandemia, bien por la inmovilización de la persona mayor, bien por la soledad, el miedo… y esto nos hace plantear nuevos trabajos y tratamientos”. Porque el virus ha dado un cierto respiro en estos últimos meses pero ha afectado mucho, y los mayores “siguen arrastrando las consecuencias y secuelas originadas de la afectación del COVID por el propio trastorno físico y por el confinamiento”.

Por ello, y ante las continuas vueltas que da la vida, los profesionales del Gonzalo de Berceo desarrollan un constante reciclaje. “Somos un centro vivo, que se va moviendo en función de la casuística de cada usuario y en función de las necesidades. Ahora con el tema del COVID todos nos hemos formado en lo que conlleva el virus antes y después. Por ejemplo, los fisios se han especializado en problemas respiratorios porque es una de las principales secuelas en gente mayor y como ellos, todos los trabajadores”.

El objetivo lo tiene claro: ofrecer un apoyo para minimizar ese escenario de saturación de los familiares y, por supuesto, cuidar y mantener la mejor calidad de vida para los mayores. “El horario del centro es muy amplio, de 8 a 20 horas, y estamos a disposición de todos en cualquier momento. Si necesitan algo, aquí estamos”, concluye.

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