TRIBUNA

Muere Raúl Burgos, pionero riojano en transplantes de corazón

Nació en Viniegra de Arriba en 1950, asistió a la escuela de Primaria de dicho pueblo, donde ya de pequeño dio muestras de su aplicación en los estudios. Siguió sus estudios en Palacios de la Sierra, donde su padre ejerció de veterinario. Y finalizó el Bachiller en un internado de Burgos. Los estudios de Medicina los cursó en la universidad de Valladolid, con brillantes notas en todas las materias.

Raúl Burgos Lázaro comenzó sus prácticas en el antiguo Hospital Puerta de Hierro de Madrid en la especialidad de cardiovascular, en el que entró a formar parte del equipo de trasplantes de corazón, pionero en España , en el equipo del Doctor Figuera Aymerich.

Dedicó toda su vida a la práctica de la medicina pública en el Hospital Puerta de Hierro y como catedrático de cirugía cardiovascular en la Universidad Autónoma de Madrid, donde impartía clases. Era un gran humanista, con interés por todo lo que le rodeaba y gran conversador, lector empedernido de periódicos de todas las tendencias, con una gran afición por el cine, en especial por el cine negro americano.

En una ocasión, peseando con él por los largos pasillos del hospital, se nos acercó un señor de mediana edad y le dijo: “Doctor Burgos, usted me operó hace treintaitantos años, era usted un chaval, y le tengo un gran cariño y reconocimiento”. Y él respondió: “Fue un trabajo de equipo”, con la humildad de la que hizo gala en toda su vida, y su eterna sonrisa.

En otra ocasión me contó una anécdota que le ocurrió después de operar a un paciente, de profesión bombero. Le llamó el paciente para testificar en su favor en un juicio de invalidez profesional y él dijo al juez que ese señor podía desempeñar su cometido mucho mejor que antes de la operación.

Con los pacientes era comprensivo, con su sonrisa de bondad y hablar pausado y tranquilo conseguía tranquilizar frente a la inminente operación de algunos a corazón abierto, como si fuesen a sacarse una muela.

Era un riojano de corazón, pues cada vez que hablábamos me preguntaba por su ‘patria chica’ y el devenir de todos los vecinos de Viniegra de Arriba.

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