Cultura y Sociedad

Sara Sierra: la actriz a la que el teatro le ha devuelto la fe en la humanidad

La riojana Sara Sierra aborda la montaña rusa de la interpretación desde Madrid

La actriz de teatro Sara Sierra de 31 años creció entre Murillo y Agoncillo. En 2008 empezó sus estudios de Diseño de producto en la ESDIR, pero no le gustaba el enfoque que se le daba en ese momento, por lo que decidió mudarse un año después a Madrid para estudiar interpretación.

– ¿Cómo nació esa pasión por el teatro?

– Desde pequeña me gustaba, pero mis padres me apuntaron a todas las extraescolares menos a teatro. Con 15 años, mi madre me dio la buena noticia de que me había apuntado por fin a teatro los viernes por la tarde en la Escuela Dinámica, en la Gota de Leche. Yo ya sabía que me gustaba, pero me empezó a gustar más. Con 19 me fui a Madrid, hice las pruebas de acceso en la escuela Mar Navarro, pero no era lo que me esperaba. Probé suerte en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, me lo estuve preparando durante dos años y nunca me cogieron, pero ahí me di cuenta de que lo me gustaba era el teatro textual. Poco después, en 2015, empecé a trabajar en la Joven Compañía, hacíamos obras enfocadas en los jóvenes, no era el típico teatro aburrido al que iba yo de pequeña y eso me gustaba.

– Cuéntenos en qué proyectos ha participado.

– Lo primero que hice en cine fue un cortometraje con Juanma Carrillo, aunque solo salía un par de segundos. Ya a nivel de gran pantalla participé en ‘No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas’, de María Ripoll. En teatro he hecho mucho más. Ahora estoy con ‘Los Precursores’, de Luis Sorolla, que se estrenó en abril. Estuvimos todo junio y volvemos al Umbral de Primavera sobre octubre y noviembre. También estuve en ‘Acacias 38’, las series diarias no se ruedan en orden cronológico y se rompe el raccord emocional, por lo que es algo muy complicado. Admiro mucho a la gente que trabaja en ese tipo de series.

– ¿Cómo recibió la noticia de participar en la película ‘Dolor y Gloria’?

– Yo estaba tomándome un café con un amigo cuando me llamó mi representante y le dije de broma: “Esto es Almodóvar que me quiere”. Me dijo que tenía un casting al día siguiente con él. Pasó todo tan rápido que no me dio tiempo a ponerme nerviosa, hice el casting por la mañana y por la tarde me dijeron que sí. Al día siguiente hice la prueba de vestuario y me fui a Valencia a grabar. Cuando volví a Madrid fue cuando asimilé que me había dirigido Almodóvar.

– Entonces, ¿prefiere el cine o el teatro?

– La respuesta obvia sería decir que el teatro, pero depende de muchas cosas. Si la producción teatral es un proyecto que te motiva, un texto que te gusta y con unos compañeros con los que estás a gusto, es decir, si todo está bien, prefiero el teatro porque mola mucho más, la experiencia es maravillosa. Al final es gente con la que pasas muchísimo tiempo y si no estás a gusto es insostenible. Pero, aunque haya hecho muy poco cine, me encanta, la experiencia es brutal. Entonces, ¿prefiero el cine o el teatro? Pues depende del proyecto.

– Actualmente vive en Madrid, ¿se ha planteado volver a La Rioja?

– Con los precios del alquiler que hay en Madrid, pues sí, pero en La Rioja no hay tanta oferta cultural en cuanto a teatro como la hay en Madrid. Aunque siempre que miro la cartelera del teatro Bretón me sorprende porque llevan cosas muy interesantes que ya he visto en Madrid. Llevo 11 años en Madrid, por lo que tengo mi vida aquí. También es súper importante e imprescindible hacer contactos. Al final, si yo monto un espectáculo y busco gente con la que voy a estar meses trabajando, pues prefiero conocerlos y tener referencias de que trabajan bien y son buenos compañeros, así es como fluye bien el equipo. Por eso es muy importante para mi estar en Madrid, pero sí que me gustaría volver a La Rioja temporalmente.

– ¿Puede decir que vive exclusivamente del teatro?

– Qué va, tengo que tener otro trabajo o que me echen una mano mis padres. Es tristísimo, pero es verdad y esto es así en el 95 por ciento de los casos. He estado todo el mes trabajando y mi sueldo va a ser 0 porque lo voy a dedicar todo a pagar las altas. La realidad es esa, está todo muy mal. Ahora, me alegro de haber estudiado lo que yo quería, porque aunque hubiera estudiado otra cosa para garantizarme el futuro, estaría igual.

– Durante este último año el teatro ha sufrido mucho, ¿cómo ha afrontado estos meses?

– Pues sí, pero ahora estamos remontando un poco, aunque hemos sufrido mucho. Ha habido funciones, proyectos enteros cancelados… Voy bastante al teatro y puedo asegurar que la cultura es segura. En muchas compañías grandes hacen PCR a los actores para poder actuar y tienen mucho cuidado con que los espectadores respeten las normas de seguridad. Lo lógico sería que en todas las compañías se hiciera eso, pero el gasto es inasumible. Seguimos sufriendo, porque es cierto que mucha gente no se siente segura en los espacios cerrados llenos de gente y eso lo entiendo.

– ¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de su trabajo?

– El estar actuando es lo mejor, pero eso es muy evidente Así que si tengo que decir algo es la piña que se hace en el mundo del teatro y el compañerismo, estamos todos a una queriendo sacar el proyecto adelante dejándonos la piel en cada momento. El teatro me devuelve la fe en la humanidad, en el sentido de ver a alguien tan de verdad estando ahí. A nivel humano, cuando las cosas van bien, es muy gratificante. Lo que menos sería la precariedad que hay, que es muy difícil vivir exclusivamente de esto, si no pegas el pelotazo es complicado. No hay término medio, o ganas muy bien o ganas muy poco, por eso digo que tengo suerte de que mis padres me echen una mano.

– ¿Cree que el mundo del teatro es muy competitivo?

– Creo que la imagen de la competitividad entre actores y actrices es más grande de lo que realmente es. Por suerte, es algo que se está perdiendo, quizás hace años con las divas del teatro sí que era así. Las nuevas generaciones tienen más en cuenta a las personas y que los proyectos sean humanos, dejando a un lado la fama y el dinero. Creo que se está mitigando un poco y eso lo veo en la gente que me rodea. Hay gente que cuenta contigo para su proyecto y te pagan aunque no hayan recuperado todo el dinero invertido, eso se agradece. Pones tu trabajo y tu tiempo en ello y, al final, trabajar con gente así es maravilloso. Tengo mucha suerte y me junto con muy buena gente, nos pasamos los castings unos a otros porque al final si mi perfil no les vale no va a cambiar que otras personas no vayan.

– Por último, ¿qué le diría a las personas que quieran estudiar teatro?

– Si es lo que les gusta, que vayan a por ello, al final nos vamos a morir todos así que hay que hacer lo que nos gusta. Desde mi posición es muy fácil decirlo, porque he podido hacerlo gracias a mis padres. Así que no quiero mandar un mensaje súper positivo, porque no siempre se pueden alcanzar los sueños, yo estoy persiguiendo el mío y no sé si voy a llegar a alcanzarlo, pero estoy muy feliz con todo lo que he conseguido y decido mirarlo así. Diría algo como: no lo olvides y sigue con ello en la medida de lo posible. Este mensaje también va para los adultos, si con 40 años quieres estudiar teatro ve a por ello, el teatro no tiene edad. Es un riesgo que a veces hay que asumir para ser feliz. Ahora tal y como está todo da igual de qué trabajes porque va a ser difícil vivir sin un apoyo. Es tristísimo decir que vayas solo a por lo que te puedes permitir, pero es así.

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