La Rioja

“No sé cómo podía haber un fotógrafo de prensa tan bueno en Logroño”

Jesús Rocandio, fundador de Cámara Oscura y de la Casa de la Imagen, ha dedicado su vida a la labor de la historiografía para recomponer la historia de la fotografía en La Rioja. En 2019 dirigió la película documental ‘Teo, Teo ,¿qué ves?’ junto con el guionista Bernardo Sánchez, producida por la “Casa de la Imagen”.

– ‘Teo, Teo, ¿qué ves?’ es un documental sobre la obra fotográfica de Teo Martínez. ¿De dónde nace la idea de hacer algo así?

– Estaba haciendo un análisis de la fotografía de prensa, comparando la misma noticia en diferentes periódicos que había en ese momento en La Rioja (La Gaceta del Norte, Diario La Rioja, El Correo Español) y vi que Teo Martínez destacaba sobre el resto de fotógrafos. Además de tener una visión periodística con la noticia, nunca le hacía falta poner un pie de foto, ya que comprendías con la foto la historia que él contaba. No sé cómo podía haber un fotógrafo de prensa tan bueno aquí en Logroño. Además, se vendían más gacetas que La Rioja y todo por la parte gráfica. Era muy moderno para su momento. Fue Teo el que hizo que la gaceta despuntara de esa manera.

– Pero no es un documental al uso.

– La verdad es que no. Primero pensé en el documental que se hizo sobre Fernando Fernán Gómez que se llama “La silla de Fernando”. Él está con la cámara fija hablando durante hora y media, pero a pesar de que sea buenísimo todo lo que Teo contaba, no veía viable hacer algo así. Hacía falta darle un armazón de guion y eché mano de Bernardo Sánchez. Al final es un reflejo de la historia de España, de la Guerra Civil. A Bernardo se le ocurrió la idea de que girase todo en torno al reloj de su padre, que es lo último que le queda de él. Por ello lo cerramos como empieza, con una imagen de ese reloj.

– ¿Quién es realmente Teo Martínez?

– Tras morir su padre después de la guerra, no pudo ir al colegio. Su madre se quedó viuda en 1939 con 28 años y tres hijos. Él siempre cuenta que su madre le insistía para que fuera al colegio, pero se acabó dedicando a robar para poder comer. Es el típico niño de la calle. Es completamente autodidacta. No había casi libros. No había internet. Toda la fotografía que él hacía era cosecha suya, él tiene su opinión y piensa por su cuenta. Teo coge la cámara y dispara lo que tiene en la cabeza. Es curioso que lo que dispara siempre es muy personal y cuando yo enseño sus fotos a fotógrafos increíbles todos se quedan asombrados. Dicen cosas como “pero qué moderno es este hombre, pero qué forma de ver”. Luego nunca se repite. Tiene su estilo. Muchos famosos acaban siendo prisioneros de su propia fama. Por eso este señor es un poeta.

– ¿Cómo se tomó la idea del documental?

– Se mostró un poco reacio, pero acabamos entablando amistad y al final le dije que él tenía una visión de primera mano de una España muy lejana para mucha gente. ¿Quién puede tener una visión de España mejor que un periodista o que un fotógrafo que ha estado metido en todo y que sabe la verdad de las cosas? A esto me respondió: “A mí me vas a contar lo que miente un periódico”. Dice cantidad de cosas duras de la prensa y más de la prensa durante el franquismo.

– Habiendo sido un niño de ‘la calle’, ¿cómo llega a ser fotógrafo?

– Teo empezó siendo ayudante de electricista. Era un hombre de esos raros a los que no le gustaba ir al bar a echar la partida. A él le gustaba el deporte y fue un ciclista muy bueno. “Corríamos mucho por el norte de España. Íbamos en bici hasta Donosti para hacer la carrera al lugar que fuera”, decía. Para llegar al por qué se hace fotógrafo alguien que no ha leído y que no sabe, vio la razón muy clara y es que no quería ser una persona gris. Le gustaba pintar y dibujar. Por eso se rodeaba de artistas. Él era un hombre con una sensibilidad increíble. Se hace fotógrafo porque sus conversaciones versan con la estética y con la narración del mundo.

– En el documental salen opiniones de gente que entiende de fotografía, ¿qué les sorprende de la obra de Teo?

– A Marisa Florez, editora de fotografía de El País durante muchos años, lo que más le sorprende de las fotos de Teo es lo moderno que es. O sea, sin saberlo es moderno. Cuando le enseñé el libro ‘Nostalgia y Vanidad’ a Alberto García Alix, se quedó callado y no hablaba. De repente, dijo: “No me lo puedo creer. Este hombre es buenísimo. No hay duda, Teo es un gran fotógrafo”. En general, todos se quedan con la boca abierta. Ahí supe que no nos estábamos equivocando.

– Se descubre a Teo Martínez demasiado tarde, ¿no?

– A Teo le llega esto con más de 80 años, pero esto está pasando mucho ahora con la gente que se dedica a la investigación. Es ahora cuando empiezan a aparecer archivos de fotógrafos que son sensacionales y que habían estado llevando una labor muy callada. Como el caso de un fotógrafo gallego, Virxilio Vieitez, que hacía fotos de carácter social, pero con una visión muy personal. Hay gente que se dedica a investigar, a sacar a la luz y a poner en valor esos archivos. Cada vez aparecen más fotógrafos como Teo.

– ¿Qué es lo más curioso que le ha pasado a Teo desde entonces?

– Hace un tiempo le dieron a Teo la insignia de la ciudad, la de San Bernabé, por guardar sus fotografías, ya que el diario de La Rioja tiró sus archivos a la basura hace tiempo ya. Teo guardó todos sus carretes en cajas de puros y eso es de un valor incuestionable. Muchas veces, para documentarse sobre la historia, hay que acudir al archivo de Teo. Hubiera sido una pena que hubiéramos pasado todo así de puntillas. Sentíamos que debíamos hacer algo.

– Aparte del documental, ¿en qué más cosas ha aparecido Teo Martínez?

– Creamos la colección de libros ‘Fotógrafos de Logroño’ y lo empezamos con él porque era el único que quedaba vivo. Ya se han vendido más de 3.000 ejemplares. Por otro lado, el que se creó para PhotoEspaña, ‘Nostalgia y Vanidad’, ha vendido más de 1.000. La verdad es que sus fotografías tienen mucha aceptación.

– ¿Qué piensa él de ser un fotógrafo reconocido tantos años después?

– Se lo toma con tranquilidad. “Mira, yo ya he cruzado la raya roja, y la ventaja de mi edad es que ya puedo decir lo que quiera, ya no me van a quitar la pensión”, dice él. Cuando le comenté que iba a exponer en una galería en la que habían expuesto Richard Avedon o Diane Arbus dijo: “¿Y esos son importantes? Entonces estarán encantados de que vaya yo”. No le da importancia a las cosas. Se preocupa más de que quede todo bien y de que le sirva a la gente. No es nada vanidoso y eso que él define que la fotografía es una mezcla de la nostalgia y la vanidad. También dice que el problema de los fotógrafos de ahora es que no saben ver lo que están mirando. A Teo le gusta que se haya hecho esto porque sus amigos se sienten orgullosos de él.

– Por último, ¿qué hace Teo ahora mismo?

– Ahora tiene 91 años, se dedica a ordenar su archivo y continúa haciendo fotografías, eso es algo que nunca va a dejar de lado. También es un devoto del mundo digital ya que los fotógrafos siempre han estado cambiando de tecnología por la llegada del telefoto, el paso del blanco y negro al color, el mundo de internet… ahora escanea sus negativos, utiliza Photoshop, crea álbumes y ordena su archivo personal en cajas de Farias. La verdad es que Teo es un hombre muy curioso.

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