La Rioja

La militar riojana Marta Fernández salva la vida a una bañista en una playa de Mallorca

La militar riojana Marta Fernández salva la vida a una bañista en una playa de Mallorca

Bien pensado, el Ejército del Aire es el destino idóneo para la riojana Marta Fernández Yécora. Desde el pasado fin de semana, a sus galones de capitana debe añadir los de ‘ángel de la guarda’ de una mujer de avanzada edad que el sábado hubiera muerto ahogada de no ser por la intermediación de esta militar. Natural de Logroño y enfermera del Ala 49 (con destino en la base aérea de Son San Juan, en Palma de Mallorca), la capitana Fernández Yécora disfrutaba de un día libre junto a su familia en un club militar en la playa de Illetas cuando todo sucedió. “De pronto, vi que sacaban un cuerpo a la orilla y acudí rápidamente a ver qué ocurría”.

Era el de una mujer que se encontraba inconsciente y sin respiración, con evidentes signos de ahogamiento. “Le hice las maniobras de reanimación con el apoyo del material sanitario de los socorristas y pude salvarla”, explica a NueveCuatroUno. “Luego llegó otra médico que estaba en la playa y pudimos estabilizar a la bañista hasta que llegó el 112”. Su formación en el SAR (equipo de salvamento del Ejército del Aire) resultó fundamental para salvar la vida de la mujer.

“En el 801 Escuadrón somos como las ambulancias del 112, pero en el mar y la montaña. Había encontrado otras situaciones de riesgo anteriormente, pero no tan severas como esta”, afirma. Tras su primera situación a vida o muerte, la militar riojana subraya que ojalá nunca tenga que atender a nadie más en estas circunstancias. “Pero si hay que hacerlo espero estar preparada”.

Marta Fernández Yécora, junto al helicóptero del SAR del 801 Escuadrón del Ejército del Aire.

“Orgullosa de ser de Logroño”

Marta Fernández Yécora se graduó en Enfermería en Logroño y emprendió una larga estancia lejos de La Rioja que se prolonga hasta la actualidad. “Siempre me he sentido tan riojana como si estuviera allí; estoy más que orgullosa de ser de Logroño”. Tras su formación en la capital riojana, se fue unos meses a Zaragoza y luego estuvo tres años en Tenerife, donde a principios de los 90 el Ejército abrió sus puertas a las mujeres.

“Siempre me había gustado este mundo y lo dejé todo de lado. Me preparé la oposición y quedé la primera de mi promoción”, recuerda. Su primer destino fue Mallorca. “Me convertí en la primera mujer de mi unidad, un escuadrón de vigilancia aérea de Sóller. Al principio, mis compañeros no sabían cómo actuar y me cedían el paso aunque por su graduación no correspondía. Siempre me lo han puesto fácil y me he sentido perfectamente integrada”.

Fernández Yécora quiso que su primera hija naciera cerca de ‘casa’ y, por eso, pidió destino en Burgos, donde ha permanecido más de dos décadas antes de regresar a finales de la pasada década a Mallorca. En los próximos días espera su ansiado ascenso a comandante, que le obligará a cambiar de puesto: “Estoy intentando conseguir plaza en la misma base donde estoy, pero como jefa de Enfermería y Botiquín. Mientras la familia no nos necesite demasiado, aquí seguiremos unos años”.

Por tanto, en Baleares se prolonga la carrera de una capitana en vías de ascender a comandante motivada por un impulso fundamental: salvar vidas en situaciones límite. Y eso es precisamente lo que ha hecho este sábado, aunque el escenario fuera más parecido al de un paraíso que al de un terreno de batalla.

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