Gastronomía

Lucía Grávalos: cocina y corazón a caballo entre Calahorra y Madrid

En un año la vida de Lucía Grávalos ha dado un giro de 180 grados. En plena pandemia decidió volverse a Calahorra y abrir un ‘delivery’ con unas hamburguesas y diferentes platos para llevar a casa que se han ido remodelando con el paso de los meses y que tuvo un éxito rotundo entre los jóvenes calagurritanos y de la zona. Con la llegada del verano decidió abrir su ‘Mentica Gastronómico By Lu’ con un menú degustación que dejó asombrados a todos los que no conocían la cocina de esta joven calagurritana. Pero la vida aún de deparaba una sorpresa más. El pasado 30 de abril abrió las puertas de ‘Mentica Gastronómico’ en Madrid, un paso más para seguir desarrollando su cocina, su sueño.

En plana calle Sagasta, puerta con puerta de La Manduca de Azagra, ha querido trasladar su concepto canalla de su cocina a la capital. Es el concepto de siempre con la base puesta en las verduras, en el vino de la tierra, en los recuerdos, en la tradición vista desde otro punto.

“En agosto empezamos a buscar local y encontramos este en una zona muy gastronómica de Madrid. Aquí podíamos desarrollar nuestro concepto de cocina, crear cosas nuevas; la situación de Calahorra con tanto cierre era imposible, aunque seguimos manteniendo el Gastronómico de allí, que siempre irá de la mano con este nuevo proyecto”, cuenta.

Ahora empieza a desarrollar nuevos platos desde su cocina madrileña. La Calagurris romana tendrá mucho que ver en algunos de ellos. El local cuanta con tres zonas diferenciadas que a cualquiera le hace trasladarse directamente a La Rioja. La primera es una vermutería en la que su socio, Steven Zuluaga, está creando nuevos vermús con bases de verduras. “Además tenemos una gran carta de cervezas y, con las conservas de toda la vida y después de pasar por toques de cocina como especificaciones, trufa o caviares, las sacamos en latas para el tapeo”, cuenta.

La segunda sala está dedicada a la huerta. “Está todo al detalle, con fotos de la huerta calagurritana y recuerdos a la tierra” como un gran jardín vertical que evoca a cualquier zona de la ribera. Por último hay una sala que le hace al comensal introducirse con los sentidos en una bodega de vino. “Queremos hacer catas, todo lo que tenga relación con el vino, tenemos muchas ideas”, explica.

Con un producto que llega cada domingo de la huerta calagurritana a la capital, Lucía ha puesto toda su alma y todo su corazón en su nuevo proyecto. Ocho personas componen el equipo de Madrid y los clientes ya empiezan a llegar en un continuo goteo en estos primeros días frenéticos. “La gente sale muy contenta y eso que todavía no hemos comenzado con la campaña de darnos a conocer entre la prensa y los críticos”. Un proyecto ilusionante que lleva un trocito de Calahorra, pero también de La Rioja, al centro del país.

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