Agricultura

El invierno se disfraza de primavera en un carnaval de almendros en flor

Este carnaval ha pasado desapercibido para muchos, pero no para el campo riojano, que en las últimas jornadas se ha vestido de tonos blancos y rosáceos sin que ello vaya ligado a unas temperaturas que rocen los cero grados. Primavera anticipada la llaman, porque la floración del almendro comienza en pleno invierno, cuando el cereal ya empieza a asomar la cabeza y son muchas las cepas que lucen libres de restos de madera para afrontar una nueva campaña.

Y en este momento en el que la naturaleza se muestra en todo su esplendor también merecen su atención las plagas y enfermedades que cada vez son más latentes en el campo. Desde finales de enero, con el hinchamiento de las yemas, en el momento de la prefloración, se están aplicando aceites de invierno y cobre para atajar la incidencia, unos tratamientos fúngicos que han de ser más persistentes en aquellos árboles ubicados en zonas frescas y con gran nivel de producción donde las enfermedades atacan más.

Los atomizadores ya recorren las plantaciones de almendros para dar esa segunda mano al 20 o 30 por ciento de flor abierta. En este caso, actuando con fungicidas más específicos contra la monilia. “El año pasado fue devastador en lo que a esta enfermedad se refiere, la cual aparece en años muy húmedos y ataca sobre la cosecha. Hubo agricultores que llegaron a perder la mitad de la producción, y los que menos, un 10 por ciento. Este año, aunque no venga seco, no creo que sea tan virulento como el anterior”, considera Javier Sertucha, técnico agrícola en Aldeanueva de Ebro.

En La Rioja, las variedades tradicionales que más riesgo padecen de contaminarse de monilia, enfermedad que muestra sus primeros síntomas de infección en las flores, son la Marcona y la Guara, mientras que la Lauranne se muestra más resistente. “Este año hay muchos restos de esporas, de la semilla invernal de los hongos, así que a nada que haya cierta humedad existe riesgo de contaminación. De ahí que, junto al tratamiento químico, sea imprescindible un buen abonado del suelo para sacar mayor producción y rendimiento del fruto”, recalca el ingeniero agrónomo José Antonio Pérez. Mantener un equilibrio en los niveles de materia orgánica a través de un plan de abonado acorde al tipo de suelo es necesario, además, para evitar un crecimiento del árbol desequilibrado.

Pero en el horizonte de plagas y enfermedades más dañinas para el almendro se abre hueco una que comenzó siendo secundaria y ahora ya se coloca como una plaga mayoritaria de gran importancia en lo daños a la vegetación. Junto a la monilia, el cribado (que afecta a las hojas del árbol) y la mancha ocre, el mosquito verde, que muestra su mayor virulencia durante la época estival, es otro de los mayores temores para los agricultores. “Sobre todo para aquellos árboles jóvenes, de apenas dos o tres años, porque repercute mucho en el crecimiento de la planta”, añade Javier.

“Es más peligroso en las zonas donde hay viñas alrededor. El mosquito verde también actúa sobre las hojas de parra, pero en el momento del envero se traslada a la vegetación del almendro justo en un momento en el que esta planta requiere de una mayor superficie foliar para tener mayor capacidad fotosintética y poder abastecer a todo el fruto. La pérdida de las hojas solo puede derivar en un gran estrés para el árbol y en una parada en su crecimiento”, señala  por su parte José Antonio.

Una plaga que se trata con insecticidas, pero que no se pueden arrojar al campo en plena época de floración por normativa, pero también por respeto a los insectos polinizadores como las abejas. No será hasta la segunda mitad de marzo, cuando se inicia oficialmente la primavera, cuando comiencen a caerse los pétalos de estos árboles y aflorará el nuevo fruto.

Subir