Crisis del Coronavirus

La pandemia altera hasta la forma de vestir: la ropa deportiva está de moda

Por si todavía la idea de la digitalización no había calado en nuestras rutinas, la llegada de una pandemia mundial ha puesto de manifiesto la importancia de las nuevas tecnologías en todos y cada uno de los ámbitos de la vida. Muchos pequeños empresarios han descubierto la necesidad de ofrecer sus productos más allá de su local; otros han utilizado este escenario para darle un empujón a sus tiendas online y algunos han aprovechado para pronunciar la siempre molesta frase ‘ya te lo dije’.

Las redes sociales se han convertido en el mejor escaparate para los comercios textiles y, con las tiendas cerradas, la única vía posible para dar salida a sus productos, además del ‘stock’ congelado en los almacenes. “Tenemos ropa como si no hubiera un mañana. La primavera pasada la perdimos y este invierno igual. Todo lo que tenemos está requetepagado y hay que darle salida. Personalmente, he hablado con la Cámara de Comercio para plantearles la idea de hacer un Logrostock aunque sea en la propia tienda”, explica Bianca Mahnken, propietaria de Summertime by Bianca.

Las mejoras en los canales ‘online’, las entregas gratuitas y los mayores plazos de devolución se han convertido en los pilares fundamentales para poder salvar, en la medida de lo que se pueda, una parte del negocio. “Necesitamos mantenernos positivos e intentar hacer todo lo posible por salir adelante. Ahora más que nunca las redes sociales son nuestras aliadas, y en boutiques pequeñas como la mía la entrega individual está siendo muy importante. Por el momento, todos los pedidos que me llegan los entrego yo misma a domicilio, respetando todas las medidas, por supuesto”, aclara Marian San Martín, dueña de Arrebato.

El trato personalizado, la complicidad vendedor-comprador y la confianza “no la dan el comercio ‘online’, y eso es lo que más echamos en falta, pero las colecciones limitadas y los artículos que ofrecemos en los pequeños comercios siguen siendo requeridos por los clientes, sobre todo los habituales”, cuenta Marian. “Tenemos que intentar ver esta situación de otra manera para salir de esto entre todos”.

Los cambios no son fáciles para nadie y cuesta su tiempo adaptarse, pero a veces la situación te obliga a hacerlo y de manera rápida. “La gente está respondiendo muy bien. Tanto clientes fijos como nuevos se están poniendo en contacto con nosotros para hacer sus pedidos. A raíz de marzo todo se transformó. Mucha gente nunca había comprado por internet, pero hubo que hacerlo y eso nos pilló de sorpresa tanto a vendedores como clientes. Poco a poco nos estamos adecuando a las circunstancias y el comercio ‘online’ puede ser nuestra tabla de salvación”, confiesa Vicente Sáenz, responsable de las redes sociales de la tienda Ravian Ravian.

Moda ‘confinada’

De una forma u otra la moda también ha sufrido los desastres del confinamiento: el teletrabajo, el limitado contacto social, el ‘cuándo volveremos a salir’… han derivado en una disminución de la demanda de ropa. “No es solo el problema de las nuevas tecnologías, sino el lejano horizonte de hacer una vida normal”, comenta Bianca.

La idea de ‘necesito ropa, pero, ¿para qué?, si voy de casa al trabajo y del trabajo a casa’ puede frenar el consumo, sin embargo, “ese amor-odio nos mantiene vivos. Comprarnos algo siempre es gratificante y nos encanta estrenar, aunque sea unos calcetines. Cierto es que la falta de relación social y, sobre todo la situación económica, se está notando. El ticket medio de 2020 casi ha bajado a la mitad. Ha venido mucha gente con ganas, pero no se gasta tanto dinero como antes”, advierte Mahnken, quien también reparte sus pedidos a domicilio ella misma gracias a su bicicleta.

Pese a las adversidades, estos pequeños negocios mantienen la idea de la diferenciación. “No somos como las grandes cadenas. Aquí, desde que abrimos, traemos cosas distintas y pocas unidades de cada una. Lo que queremos es que nuestras clientas vistan diferente y que no vayan todas iguales”, aclara Vicente, quien subraya que han visto cómo algunas de sus prendas las han llevado colaboradores de televisión. “A veces las propias clientas nos mandan fotos de presentadoras o periodistas que visten nuestra ropa”.

Una moda que, a marchas forzadas, está atravesando por un momento de metamorfosis. “Siento no comprar nada, pero me paso todo el día en chándal”, es una de las frases más escuchadas últimamente por los comerciantes. “Estoy comprando ahora la nueva colección y me estoy encontrando con que, casi todas las marcas, hasta las más serias y ‘vestidas’, están sacando mucha ropa deportiva y chándales, sobre todo sudaderas. Y es que la vida que hacemos no da para mucho más”.

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