Crisis del Coronavirus

Una vuelta de calcetín al sistema para evitar su saturación: “El problema es el agotamiento acumulado”

No hay dos sin tres. La cuestión ahora es si habrá una cuarta ola que vuelva a poner en jaque al sistema sanitario de La Rioja. La transformación de Servicio Riojano de Salud desde el inicio de la pandemia se ha vivido en cada una de sus ramas, con cambios que incluso han llegado a reflejar un giro de 180 grados. El principal reto era, y es, evitar la saturación del sistema para poder trabajar, tanto en las Urgencias como en la Atención Primaria.

“Desde un primero momento hemos hecho todos los movimientos necesarios, montando camas de críticos, reubicando plantas tras cada ola para conseguir una atención integral del paciente y que el sistema no acabara colapsando. El problema es que el agotamiento acumulado ya es notable porque no hemos descansado entre una ola y otra”, admite el gerente del SERIS, Alberto Lafuente.

Alberto Lafuente, gerente del Servicio Riojano de Salud.

Pone sobre la mesa un concepto: presión negativa. “Nos interesa mucho cuidar a nuestros profesionales y por eso intentamos que allá donde estén haya presión negativa. Es como si hubiese un extractor para que el virus no salga a la zona de los pasillos. Intentamos tener a los pacientes en cubículos para que los sanitarios cuando salen a los pasillos ya no estén en contacto con el virus de forma tan directa”.

Algo que se hace mucho en las Unidades de Cuidados Intensivos, pero que en el Hospital San Pedro también han querido trasladar a los quirófanos: “En estas salas hay presión positiva, pero los ingenieros han sido capaces de revertirlo para que la presión sea negativa, ya que es lo que recomiendan las sociedades científicas de intensivos. No es obligatorio, pero sí recomendable para los pacientes”.

Muchos retos superados, pero a Lafuente todavía hay alguno que se le atraganta un poco. “Se están haciendo muy bien las cosas porque planificar una situación de crisis y bajar el nivel de incertidumbre es muy complejo, pero reconozco que tengo una espina clavada y es que no sé cómo puedo cuidar más a los profesionales”, sentencia con sinceridad. Hasta hace dos años era él quien atendía a los pacientes en el quirófano y por eso comprende bien el sentimiento de sus compañeros.

“Se intenta facilitarles todo lo posible el trabajo con buenas condiciones laborales, turnos adecuados, atención psicológica,… pero están cansados. Toda la dirección de Salud es consciente de que, si no cuidas el medio humano, no tienes nada que hacer porque el hospital es la gente que trabaja en él”, considera el gerente del SERIS, a la vez que remarca “la suerte de contar con un sistema sanitario público, fuerte, potente y, sobre todo, equitativo”. Una suerte que va de la mano con la “planificación” y el trabajo en base a modelos predictivos que vaticinan cómo y cuándo se va a llenar el hospital.

Planificación, sin embargo, es lo que ha escaseado en cuanto a la oferta de personal sanitario. “Hay muy pocos profesionales de este ámbito y es el resultado de una falta de planificación a nivel estatal, porque no se ha hecho bien anteriormente y ahora estamos pagando por ello. De hecho, han venido trabajadores de otras comunidades autónomas limítrofes como Navarra. Está claro que el cuello de botella fundamental son nuestros sanitarios, y que por muchas camas que pongas, si no hay gente tenemos un problema”, manifiesta Lafuente.

La base de la pirámide

Sin duda ha sido uno de los frentes que más ha quitado el sueño a quienes luchaban (y luchan) en primera línea de batalla contra el COVID-19. Los Centros de Salud de los municipios riojanos se han convertido en el foco de atención por ser el batallón que antes localizaba los posibles casos positivos, cargando así con la consecuente saturación. Las recetas, las dudas relacionadas con el virus y el resto de trámites y papeleos alejaron a los profesionales sanitarios de la Atención Primaria de su cometido principal durante meses ante la falta de preparación.

“Una de las principales quejas que recibíamos era la potente burocratización que esta tenía”, relata el gerente del SERIS, así que se preparó toda la artillería necesaria para descargar a estos sanitarios de labores secundarias y ponerlos a trabajar en la prevención de la trasmisión comunitaria. La creación del ‘Call Center’ como refuerzo a la atención telefónica, donde se incluye el COVID Responde; la de un Consejo Sanitario, “donde te atiende una enfermera que te da pautas sobre cómo actuar ante un posible contagio”, o la Unidad de Cribado Avanzado.

Lafuente aplaude estos logros que llegaron como respuesta a la pandemia pero que no desaparecerán una vez está termine: “El centralizar y ayudar a la Atención Primaria era uno de los objetivos y todo esto ha venido para quedarse. de los 27 profesionales que inicialmente se dedicaban a estas tareas ahora ya son 80. Seguimos trabajando mucho y nuestro próximo reto es implantar la telemedicina. Son todo avances que además se ven muy bien entre la sociedad por la respuesta que esta recibe en un momento de tal incertidumbre como el actual”.

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