La Rioja

La Rioja mantiene sus estrellas en el firmamento Michelin

Los fogones riojanos mantienen sus cinco astros Michelin en su año más difícil

La cocina riojana sigue brillando con luz propia en la Vía Láctea de la gastronomía mundial. El nuevo reparto de estrellas Michelin mantiene los cinco astros de que gozaba la comunidad: las dos del Portal de Echaurren (Ezcaray) y las estrellas de Venta Moncalvillo (Daroca), Kiro Sushi (Logroño) e Ikaro (Logroño).

El Olimpo culinario ha vivido este lunes su celebración más austera en el escenario más difícil. Ese que ha mantenido cerradas durante meses las Mecas de la cocina de vanguardia. Se llegó a especular, incluso, con que este año Michelin dejase desierto su palmarés, pero finalmente la organización optó por seguir adelante y mantener la ‘nueva normalidad’ como gesto de apoyo al sector.

Desde que hace dos años Iñaki Murua y Carolina Sánchez alzasen en Lisboa la estrella más codiciada del mundo, la cocina riojana se ha mantenido a la cabeza de la gastronomía nacional, al ser la comunidad con más astros por habitante del país. Estos dos años los restaurantes riojanos no han sumado nuevos reconocimientos, pero tampoco han perdido brillo. Algo más que reseñable, teniendo en cuenta el difícil momento que atraviesa la hostelería en general y la restauración en particular.

Tres lustros de estrellas

La andadura de la cocina riojana en el planetario Michelin comenzó en 2004, cuando Francis Paniego consiguió la primera estrella para el Portal de Echaurren. En 2013, el chef ezcarayense se consagró como una de las referencias nacionales de la cocina, al lograr la segunda estrella para su restaurante, el único de la comunidad que cuenta con esa distinción en la actualidad.

Hace ahora diez años, Ignacio Echapresto obtuvo el reconocimiento a su apuesta por la cocina de proximidad maridada con la vanguardia de Venta Moncalvillo. Con su hermano Carlos asesorando como pocos sobre el mejor vino para cada plato, ambos llevan una década situando a Daroca como el municipio más pequeño del mundo (apenas cuenta con treinta habitantes) con una estrella Michelin.

Tuvieron que pasar siete años para que Michelin abriera hueco a otros restaurantes riojanos en su Olimpo. Lo hizo de la mano de Félix Jiménez, un alfareño formado en Japón, y con sabores orientales. En 2017, los inspectores más selectos del planeta cayeron rendidos ante la carta del Kiro Sushi del sushi del chef alfareño formado en Japón.

Y el círculo más rico de La Rioja se cerró al año siguiente, cuando Carolina Sánchez e Iñaki Murua plantaron la estrella más codiciada en la puerta del Ikaro, con su cuidado maridaje de la vanguardia con las raíces culinarias de Ecuador (por Carolina) y País Vasco (por Iñaki).

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