Crisis del Coronavirus

La cuenta atrás más deseada: cuando el corazón no entiende de fronteras

No se pueden tener más ganas. La fecha del próximo domingo será enmarcada en muchas familias riojanas como el momento en el que empezó a terminar la pesadilla. Algunos ya han vuelto a la normalidad, pero los que tienen familiares al otro lado del Ebro lo harán cuando termine el Estado de Alarma y puedan cruzar los escasos cuatro kilómetros que separan Navarra de La Rioja y por fin ver a sus padres, hijos, hermanos, nietos o abuelos.

No han sido momentos fáciles. Tan cerca y esta vez tan lejos… Poder pasar para unas cosas y no para otras… Ver cómo algunos incumplían las normas y seguir siendo fuertes en la decisión de cumplir. Noticias que decían que sí un día para luego volver a la misma situación de separación. Un auténtico quebradero de cabeza que en algunos casos han llenado de lágrimas las casas de uno y otro lado del Ebro.

Es el caso de Silvia Rodrigo. Ella vive en Calahorra. El resto de su familia, en Navarra. Durante el confinamiento, sus padres contrajeron el virus. Su padre llegó a estar una semana ingresado en el hospital de Estella. Los pulmones habían sido afectados. Su madre lo pasó en casa. Y ella sin poder pasar para ayudar en algo a la familia. “Mi hermano que vive en Navarra se encargó un poco de todo, pero es angustioso pensar que están allí, tan cerquita, y que no puedes pasar a echar una mano. Primero por el miedo al posible contagio y luego porque el estado de alarma lo impedía”, cuenta.

Llamadas constantes, vídeos, preocupación y desasosiego. “Es increíble pensar en que una frontera pueda separarnos de esta forma estando a un paso”, cuenta. Los peores días fueron los del ingreso de su padre. “A la preocupación por cómo va la enfermedad se unía el no poder verlos durante tanto tiempo, no saber si realmente estaban bien cuando nos iban hablando de mejoría”, explica. Mientras decenas de trabajadores pasaban a uno y otro lado del Ebro a trabajar.

Resultaba una medida absurda para muchos. Al principio se dijo que quizás en los municipios colindantes podría haber desplazamiento, pero en seguida se desechó la opción por parte del gobierno nacional. “Los desplazamiento entre comunidades estarán prohibido hasta la nueva normalidad”, dijo el ministro Salvador Illa. Con cada noticia de esta índole, riojanos y navarros alargaban el calendario que marcaba la fecha de su reencuentro.

“Mi hijo lleva sin ver a sus abuelos desde el 4 de marzo”. Manuel lo pregunta cada día: “¿Cuándo se va a ir el bicho y cuándo vamos a poder verles otra vez?”. Pronto, ahora sí, podrá hacerlo. Solo hay que esperar al próximo domingo. Ya está todo preparado para poder hacerlo. Guardando las distancias de seguridad y siendo responsables. Por fin podrán verse. “Teníamos claro que hasta que mi padre no diese en el test negativo no podríamos pasar aunque levantasen las fronteras”, comenta Silvia. La pasada semana ya el test evidenció que no había resto de COVID-19 en su cuerpo. Justo a tiempo para poder tener ese reencuentro tan esperado.

Yolanda es adrianesa, pero vive con su familia en Calahorra. Ella trabaja en San Adrián, pero la escuela infantil pronto cerró sus puertas. De ir todos los días a San Adrián y ver a sus padres a diario a dejar de verlos durante casi cien días. “El Ayuntamiento de San Adrián nos hizo pruebas de COVID-19 a todos los trabajadores con el dinero destinado a las fiestas”, recuerda. El día que pasó el Ebro para que le diesen el resultado pudo ver a su madre unos minutos. “Con el negativo en la mano fui a verla ya que había pasado al otro lado del Ebro”.

“En todo el proceso ha habido una serie de normas que a veces parecían absurdas y esta ha sido una más… yo entiendo que hay que poner una serie de límites para evitar extender el virus y para facilitar el control en el supuesto de casos nuevos, pero el corazón no entiende que puedas desplazarte hasta Logroño a un centro comercial cuando lo que realmente te apetece es cruzar los pocos kilómetros que te separan de tu familia…”. Y es que el corazón no entiende de pandemias ni de estados de alarma.

Nerea estaba en la misma situación. Semanas y semanas sin ver a su familia. “Nosotros tuvimos la suerte de que todos nos juntamos el 8 de marzo para comer. Estos días lo hemos estado recordando. Fue una bendición poder vernos unos días antes del cierre”. Resulta increíble hablar de fronteras en pleno siglo XXI, pero la pandemia nos ha hecho ponernos en esta situación.

El comercio riojano también está deseando volver a ver a sus clientes navarros. “Es un cliente muy fiel a Calahorra y realmente se nota que aún no han podido pasar”, cuenta uno de estos comerciantes calagurritanos. A partir del lunes las puertas estarán abiertas y los brazos también para recibir a sus clientes habituales.

El domingo es la fecha. Aunque en un principio hubo dudas sobre en qué momento se terminaba el estado de alarma, pronto se solventaron: a las doce de la noche, del sábado al domingo de este próximo fin de semana.

Los lazos que unen a riojanos y navarros, en definitiva ribereños, volverán a unirse y se volverá a demostrar que el Ebro es más un río que une que separa. Esta pesadilla que todos hemos vivido de una forma o de otra ha evidenciado que, al fin y al cabo, estamos un poquito más lejos de lo que pensábamos. El domingo será día de fiesta en muchas familias riojanas y navarras. Volverán a poder ver de cerca y sin móviles a esas personas que tanto han echado de menos en esta pandemia.

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