Ya llevamos más de cuarenta días en casa. Encerrados. Aburridos. Y ya no sé qué hacer ni qué rincón de mi casa, garaje o trastero recorrer.
Las mañanas, más o menos, siguen siendo entretenidas, ya que cada lunes nos envían tareas del colegio y las reparto para llevarlas a cabo durante todas las mañanas de la semana. Las tardes son otra historia. Se hacen largas, muy largas, eternas, y más ahora que las horas de luz han aumentado.
Llevo toda la semana escuchando a los representantes del Gobierno que los niños y niñas de hasta 14 años íbamos a poder salir a dar un paseo de una hora a partir del 26 de abril. Estas fueron sus palabras. No me lo invento. Está grabado y salió en todos los medios de comunicación.
El zasca llegó este sábado 25 cuando el Gobierno anunció que los niños o jóvenes, -porque tampoco sé muy bien cómo nos califican-, de 14 años nos quedábamos fuera de esas salidas. Eso es jugar con nuestros sentimientos.
La explicación que dan para excusar este cambio es que, a partir de los 14 años, sí que podemos ir a hacer fila en los supermercados o farmacias para hacer recados para nuestros padres (eso sí, con su autorización para, si nos pasa algo, poder tacharlos de irresponsables por habernos enviado a hacer las tareas).
A nosotros, los jóvenes de 14 años, nos pueden mandar a la boca del lobo porque, si nos contagiamos, ya tienen unos responsables: los padres. Mi pregunta es: ¿tienen evidencia científica de que los de 14 años tenemos menos posibilidades de contagio que los de 13 o 12?’.
Vuelvo a repetir que están jugando con nosotros. No se puede decir una cosa y luego hacer otra distinta. Ese es el ejemplo que nos están dando a los jóvenes los gobernantes de nuestro país y esto me lleva a pensar que en otras situaciones pueden estar haciendo lo mismo: decir una cosa y hacer otra.
Pienso que con 14 años no debería estar haciéndome estas reflexiones, pero así es cómo lo veo y cómo lo siento. Hablo desde el respeto hacia las víctimas que ha habido y sigue habiendo pero hoy, 26 de abril, me siento muy muy triste porque no creo que esté pidiendo tanto: un paseo de una hora al día para tomar un poco el aire. No me quiero imaginar lo que están pasando las personas que viven en pisos interiores orientados al norte donde no les da el sol en todo el día.
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