Las cifras así lo indican. La presión asistencial en los hospitales se ha rebajado respecto a semanas anteriores y, en consecuencia, también en las funerarias. Desde el Grupo Mémora La Rioja, su gerente, Jerónimo Miguel, alude a un “leve descenso” en la carga de trabajo y considera que “los peores días se han quedado atrás”.
Aunque el abastecimiento de material durante las primeras semanas era “uno de los mayores riesgos” para la funeraria, tal y como se podía ver a nivel nacional, Miguel recalca que desde que comenzó el confinamiento “en Mémora no ha habido escasez de EPI ni de otro material de protección”.
“Más allá del incremento de la actividad y del hecho de que las familias ya no pueden velar a sus difuntos, continuamos prestando la atención demandada sin producirse retrasos y con una capacidad de asistencia adecuada similar al inicio de esta situación”, señala el gerente.
Un trabajo que ha sido posible gracias a la “extraordinaria respuesta del personal que desde el inicio ha mostrado una disposición asombrosa, facilitando la actividad a pesar de las situaciones de gran estrés y presión que se han vivido en ocasiones”.
Una de las “claves, sino lo más importante, para llevar a cabo un trabajo de atención óptimo”, tal como destaca Miguel. Además, recalca la coordinación entre los hospitales, residencias, auxiliares y Sanidad como factor indispensable con la esperanza de que la presión asistencial continúe en descenso durante las próximas semanas.
