La Rioja es una de las comunidades con más alta incidencia del COVID-19. El número de positivos (2.846) asciende a 905 por cada 100.000 habitantes (la tasa más alta del país) y el número de muertos (160) a 45 por cada 100.000 habitantes (tercera tasa más alta, sólo por detrás de Madrid y Castilla – La Mancha).
La incidencia real del virus, según ha explicado el director general de Salud Pública, Enrique Ramalle, depende del número de pruebas realizadas. “La Rioja tiene la tasa más alta de España en cuanto a PCR se refiere, de ahí que la incidencia sea mayor”.
Hasta el momento, se han descartado casi 4.927 casos (casi dos de cada tres pruebas realizadas) y se espera que estas cifras sean más fiables en los próximos días con la entrada en funcionamiento de los test rápidos.
Ramalle ha concretado que la tasa de letalidad (muertes por cada cien casos confirmados) se encuentra alrededor del cinco por ciento en La Rioja, “una de las más bajas del país”. Sin embargo, la tasa de mortalidad se sitúa en las cotas más altas.
El director de Salud Pública ha detallado que uno de los factores que más influye en estas cifras es la estructura por grupos de edad que hay en la región: “Si hay una estructura con más envejecimiento y más personas con factores de riesgo, habrá más mortalidad”. Y es que prácticamente la mitad de los fallecidos con COVID-19 en la comunidad eran residentes de centros de la tercera edad.
Pese a estas cifras, Ramalle ha hecho hincapié en que “ahora mismo es necesario un análisis más pormenorizado de la situación. Trabajamos con hipótesis que tendremos que comprobar cuando tengamos una serie más completa de datos”.
