Rebeca y Jorge son dos enfermeros que estos días se encuentran en la primera línea de batalla contra el coronavirus. La cuarta planta del Hospital San Pedro, donde ellos acuden cada día a luchar en esta particular guerra, acoge a numerosos pacientes enfermos de COVID-19. Desde el comienzo de la pandemia, sus tareas han ido evolucionando casi al mismo ritmo que la sociedad.
“La parte de Enfermería ya no sólo es poner medicación, controlar las constantes y atender a los pacientes en necesidades básicas sino también en necesidades emocionales: no tienen familia y demandan mucho estar con alguien”, cuenta Rebeca. En una especie de Gran Hermano, aislados del resto de la sociedad, los pacientes también demandan saber qué pasa en el mundo exterior. “Si hay información de fuera, se la podemos proporcionar. Y todo lo que necesiten”.
“Se trata de acompañarles”, incide Jorge, confesando que lo peor es la soledad que sienten los hospitalizados al tener que estar sometidos a un aislamiento prácticamente total. “Se sienten solos porque tienen que estar solos en las habitaciones o sólo con el compañero. También hay que, simplemente, acompañarles”, añade, al tiempo que Rebeca reconoce que actúan de recaderos con los mensajes: “Una llamada de teléfono o que si llaman los familiares digamos algo de su parte”.
Ambos han dado también las gracias a la sociedad riojana por los aplausos diarios de las ocho de la tarde: “Agradecemos mucho, muchísimo, los aplausos que nos llegan cada día. Los vemos en la tele y los podemos sentir desde las ventanas del Hospital. Muchas gracias desde el Hospital San Pedro. Estamos muy agradecidos por esos aplausos y por cómo lo está haciendo la gente”.
