El primer día en el que se decretaron medidas para frenar el coronavirus en La Rioja, la histeria se apoderó de numerosas personas y las estanterías de los supermercados se quedaron vacías. Al día siguiente ya estaban repuestas, pero las imágenes de los carros llenos, el papel higiénico como bien de primera (o última) necesidad y la carne envasada quedarán para siempre como ejemplo del comienzo del apocalipsis.
Este viernes, tras anunciar el presidente Pedro Sánchez que declarará el estado de alarma este sábado, no han sido los supermercados los lugares a los que acudir sino los estancos. Por un posible cierre total del país en los próximos días, donde sólo queden abiertas las tiendas de alimentación y las farmacias -esta medida falta por concretarse-, numerosos logroñeses han acudido a por tabaco.
Y las compras no han sido pequeñas sino por cartones. Las imágenes hablan por sí solas: filas a las puertas de los establecimientos. “Más vale prevenir que ¿curar?”, habrán pensado.
A tenor de lo publicado por otros medios, Logroño no es un lugar ‘raro’ sino que el comportamiento ha sido generalizado en el resto del país.
