La Rioja

Solo dos de los dieciséis hoteles de Logroño permiten la entrada a mascotas

Hace no muchos años era prácticamente impensable viajar con mascotas. La dificultad de encontrar un hotel, apartamento o cualquier tipo de alojamiento en el que los animales fueran bienvenidos era y sigue siendo una “pesadilla” a la hora de planificar los desplazamientos.

Gracias al trabajo, tenacidad y persistencia de muchos colectivos, hoy en día, muchas ciudades se están convirtiendo en lugares denominados dog friendly, es decir, espacios que ofrecen todo tipo de servicios donde las mascotas son bienvenidas: trasporte público, hoteles, restaurantes o espacios de ocio.

Esta iniciativa conlleva también la responsabilidad de los propietarios, quienes deben tener a sus mascotas bien educadas, controladas y en un estado de salud óptimo de tal forma que puedan compartir espacio con las personas de una manera respetuosa y sana.

Y la pregunta es: ¿Logroño está preparada para ser una ciudad ‘dog friendly’? Pablo Muñoz, creador de ‘Pipper On Tour’, una iniciativa donde el absoluto protagonista es Pipper, el primer perro turista que viaja por España descubriendo destinos ‘dog friendly’, cree en las posibilidades que tiene Logroño como ciudad y por ello quiere animar a sus instituciones a que den un paso adelante en la mejora de la oferta turística del lugar, facilitando además el día a día de sus vecinos con mascotas.

“Algo que me llamó mucho la atención en mi segunda visita a Logroño es la dificultad para encontrar un hotel donde poderme alojar con Pipper. Llamé a a los 16 hoteles que figuran en la web de turismo de La Rioja y solo dos me dieron una respuesta positiva, eso sí, con limitaciones”. En ese sentido, Pablo reconoce que la ciudad ha retrocedido, ya que en su anterior visita eran cuatro los hoteles que permitían la entrada de mascotas.

“El único hotel situado en el centro en el que me dijeron sí fue el Sercotel, sin embargo solo podía alojarme si mi mascota pesaba menos de diez kilos y no le dejaba solo en la habitación”. Pablo es consciente de que si viaja con su perro es porque quiere pasar el mayor tiempo con él pero, “si como turista quiero visitar los lugares más característicos de la ciudad como el museo o las iglesias tengo que ir solo. Hay muchas actividades culturales que son incompatibles con las mascotas y necesitas que el hotel te de la facilidad de que se pueda quedar allí”.

La otra opción para alojarse en un hotel de Logroño “me la daba el Zenit, un hotel que está en la periferia y que te separa de la ciudad por lo menos cincuenta minutos andando. Lo hubiera elegido si tuviera transporte público que me acercara al centro con mi perro, pero tampoco se permite la entrada del animal en el autobús, ni con transportin ni en brazos”.

Según Pablo, Logroño es una ciudad muy adelantada en muchos aspectos y tiene unos espacios verdes envidiables, además se está trabajando actualmente mucho en el medio ambiente y la movilidad. “En una ciudad que tiene más perros que niños menores de 14 años quizá habría que preguntarse y plantearse dar un paso más hacia el futuro, atender esa demanda y premiar a los dueños responsables de mascotas, disfrutando de esos servicios que hoy en día demanda una sociedad moderna como la española”.

Lo más importante para el dueño de Pipper y para el propio Pipper es buscar soluciones e inspiraciones de otros lugares, ya que el turismo con mascotas es una realidad que cada vez va a ser más frecuente. “En otras ciudades los hoteles te exigen un depósito de 200 euros por si ocurre algo con el perro, que será devuelto al din de la estancia si todo está correcto. Este tipo de fórmulas funcionan, ya que dan una seguridad al alojamiento y, si el huésped tiene un perro respetuoso y educado, no va a haber ningún problema. Esta podría ser una fórmula útil para ir rompiendo el hielo en este sentido”.

“Los envenenamientos impiden a Logroño ser una ciudad dog friendly”

Para Conchi Castañeira, directora de la revista digital iCruceros, especializada en viajes, cultura y tendencias, el apoyo de las instituciones es vital en el proceso de conversión de una ciudad ‘dog friendly’. “Para las personas que tenemos perro es importante viajar con ellos, ya que son un miembro más de la familia, y por ello necesitamos que las instituciones se involucren a la hora de llevar a cabo un turismo con mascotas”.

Conchi piensa que los hoteles son los reyes del alojamiento por excelencia, “por eso necesitamos que nos acojan sin limitaciones ni problemas. En la mayoría de los hoteles q los que vamos con Noa, nuestra mascota, pagamos un suplemento de 30 a 50 euros por el animal, pero lo pagamos a gusto sabiendo que la mascota implica tener que hacer una limpieza más profunda, dedicar más tiempo y recursos, es más, en muchos hoteles utilizan ozono para eliminar los alérgenos y eso se paga, así que ese plus está bien puesto. Es un servicio que hay que pagar”.

Otro de los asuntos a los que hace referencia Castañeira son los bares y restaurantes. “Hay mucho miedo por parte de los dueños respecto a este tema. Muchos están reticentes a la entrada de un animal por los problemas que eso pueda conllevarles con las inspecciones de sanidad, pero para eso, ya hay muchas ciudades que están poniendo remedio”.

La directora de la revista iCruceros cuenta que Ayuntamientos como el del Bierzo, Málaga o Gijón, han creado unas pegatinas para repartir en bares y restaurantes con las que señalizan el lugar como dog friendly. “Esta iniciativa respalda con una seguridad jurídica a todos los empresarios que la lleven a cabo evitando que tengan cualquier problema de salubridad”.

Pero de nada sirve este tipo de ideas si “hay un envenenador suelto”. Tanto Conchi, vecina de Logroño, como Pablo, turista, reconocen que Logroño se ha hecho “famoso” por los casos de envenenamientos que llevan dándose repetidamente desde hace dos años. “Eso no es buena prensa. Por mucho que queramos encumbrar a la ciudad y hacerla dog friendly, este problema nos lo impide. Necesitamos remedio ya”.

Ambos son amantes de los perros, y también de recorrer mundo con ellos, pero a su vez son conscientes de que, llevar acabo sus viajes o salidas por la ciudad requiere de una educación y un comportamiento cívico tanto del animal como de su humano.

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