Gastronomía

El Roscón de Reyes de 2020: masa tradicional rellena de innovación

Una vuelta a la tradición con ingredientes y técnicas innovadoras

Esto va tocando a su fin. Las celebraciones, reuniones familiares, cervezas con amigos, comilonas… pero todavía queda el día de Reyes. Una más y vuelta a la normalidad. Y para terminar la Navidad por todo lo alto, ¿qué mejor que hacerlo degustando el manjar por excelencia en estas fechas? El Roscón ya está aquí.

El Horno Arguiñano de Logroño lleva trece años haciendo las delicias de mayores y pequeños en Avenida de la Paz. Este negocio cuenta con la triple licencia de panadería, pastelería y bollería, condición que reúne en solitario en La Rioja.

Eduardo Villar, gerente del horno, conoce a la perfección las costumbres de sus clientes y señala que “el Roscón ya no se pide solo el día de Reyes, también se come antes. En estos últimos años se está alargando la fecha de distribución, lo que nos viene muy bien porque nos da mucha capacidad de maniobra y podemos ofrecer el producto más fresco”.

Cuenta que este postre ya no solo es típico de Navidad: “Parece mentira, pero hay mucha gente que celebra sus cumpleaños con un roscón en vez de con tarta, y nosotros los elaboramos, ya sea en enero, junio o septiembre”.

El secreto para Eduardo no es otro que una buena masa, “lo más fresca posible”. Luego, la harina, mantequilla, leche, agua de azahar y la nata, que es lo que distingue a un buen rosco. “La nuestra es natural, no utilizamos nata vegetal”.

Antiguamente la nata y la crema eran los únicos “rellenos” con los que contaban los roscones, pero esto ha cambiado. “Nata, trufa, crema, moca, merengue o incluso mezclados. Los hacemos también por mitades. Al gusto del consumidor”.

Los tamaños, también para todos los gustos: mini para dos personas, pequeño 3-4 personas, mediano 10-12 y el grande para 16-18 personas. Los precios varían según tamaño y van desde los 16 a los cuarenta euros, pero eso no es problema. “Es un producto que se suele comer una vez al año, y la gente está dispuesta a pagarlo”, señala Eduardo Villar.

Una vuelta de tuerca al Roscón tradicional

Las costumbres están bien, y, por supuesto no hay que perderlas, pero un toque de modernidad no hace mal a nadie. Y eso es, precisamente, lo que la pastelería Muchachita (calle Portales) se ha propuesto con sus productos. Tradición y modernidad unidos por una buena causa.

“Nuestra manera de hacer el Roscón es auténticamente tradicional. No tenemos maquinaria industrial y lo que hacemos para que nos fermente la masa es cerrar la cocina y ponerla a treinta grados, como lo hacían las abuelas poniéndolas debajo del brasero”, explica Ana Marín, socia de Muchachita.

Hasta aquí el punto clásico. Lo novedoso: las infinitas cremas. “Las más demandadas son la básica, que es la más parecida a la nata, y la de Nutella, que sería como la de trufa. Pero hay gente que la quiere de Oreo, frutos del bosque, mango… Estamos abiertos a todo. Son roscones personalizados”

Otra de las características de esta pastelería es que solo hornean los roscones de Reyes la madrugada del 4 al 5 de enero. “Esa es la esencia. La masa es de pan, así que si la haces dos días antes se seca. Nuestro proceso es más lento. Son dos primeros levados más otros tres en el horno. Con esto conseguimos un producto mucho más cuidado, esponjoso y húmedo por dentro. El recién horneado es nuestra esencia”.

Y una sorpresa más. “Dentro del Roscón claro que se puede encontrar el Rey y el haba, pero también bombones para los más pequeños”.

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