La Rioja

“Debemos poner en valor el patrimonio antes de seguir construyendo”

Logroño acoge esta semana las XX Jornadas Internacionales de Intervención en el Patrimonio, donde numerosos profesionales muestran las diversas maneras de trabajar sobre edificios y entornos existentes a través de obras seleccionadas del panorama nacional e internacional.

Quizá sea coincidencia, quizá no, pero estas jornadas llegan en el momento en el que las obras de reforma del Mercado de San Blas mantienen en vilo a muchos logroñeses.

Entre los ponentes se encuentra Verónica Sánchez, arquitecta de n´UNDO, un proyecto que demuestra que, frente a la construcción como vía tradicional para mejorar el entorno, es posible construir más y mejor no haciendo, rehaciendo o deshaciendo.

Para Sánchez es “fundamental” trabajar con el patrimonio que ya hay: “Debemos poner en valor lo que tenemos y antes de seguir construyendo cosas nuevas, hacer una reflexión sobre lo que tenemos y cómo podemos utilizarlo o recuperarlo”.

Normalmente, el urbanismo de un lugar se analiza según las construcciones que tenga pero, para estos profesionales “el vacío y lo que puede pasar en él nos da mucha información sobre cómo son las ciudades, qué problemas tienen y cómo pueden resolverse. Un vacío no es un solar para construir, también puede ser un espacio para proteger, consolidar, revisar”.

Por su parte Carlos Quintáns, codirector de las jornadas, ha resaltado la idea de que “nos hemos acostumbrado a unos cambios de uso para, supuestamente, dignificar lugares maravillosos que, tras las nuevas obras, se convierten en algo frívolo más vinculado con el ocio”.

En su intervención, Nuno Valentim, arquitecto y uno de los responsables de la transformación y continuidad en el proyecto del Mercado de Bolhao de Oporto, ha confesado que “el tema de los mercados es trasversal en toda Europa”. Para Valentim es fundamental conservar la identidad y originalidad de los espacios y resalta que “la decisión política en estos casos solo tiene éxito si está informada por la arquitectónica”.

Para el portugués, el Mercado de Oporto “no es la joya de la ciudad, es el alma, e intervenir en el alma de una ciudad es muy desafiante”.

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