La Rioja

Un paseo por el corazón de Logroño como reclamo de visibilidad

Una veintena de personas con deficiencias visuales han emprendido a primera hora de este martes un reivindicativo paseo a lo largo de toda la Gran Vía de Logroño. Para cualquier peatón sin ninguna discapacidad este es un trayecto agradable, que invita a la contemplación del entorno urbano. En cambio, ellos tienen que mantener alerta todos sus sentidos, pues aunque para la mayoría de vecinos pasen desapercibidas, las barreras están ahí y pueden generarles un disgusto.

El paseo, programado con motivo del Día Internacional del Bastón Blanco, ha tenido como objetivo dar visibilidad a las dificultades rutinarias a las que se enfrentan las personas ciegas o con resto visual funcional a la hora de moverse por la ciudad. Así, en un trayecto de apenas 800 metros, los participantes en la marcha se han topado con viandantes que no se apartan de su camino o invaden su espacio de seguridad para adelantarlos, semáforos para peatones que no emiten señales acústicas, alguna que otra valla y aceras rebajadas al nivel de la calzada que confunden a quienes usan bastones blancos.

“Las principales dificultades que nos encontramos tienen que ver con la falta de sensibilidad de las personas y con que ahora se construye mucho a ‘cota cero’, que aunque es positivo para personas con movilidad reducida, hace que perdamos nuestras referencias”, indica Javier Muñoz.

El presidente del Consejo Territorial del Grupo ONCE en La Rioja asegura que pese a ser uno de los enclaves más concurridos de la capital, en la Gran Vía “siempre han existido dificultades para nosotros, aunque se haya puesto algún que otro remedio”. “Lo curioso de todo es que existen leyes de accesibilidad que dicen cómo se tienen que adecuar los espacios para personas como nosotros y se sigue construyendo con barreras”, indica.

Es a la Administración a quien corresponde velar por adaptar las actuales infraestructuras a las personas con movilidad o visibilidad reducida y por que las nuevas edificaciones se ajusten a lo que dicta la Ley. No obstante, en la mano de todos está el mostrar respeto a las personas que veamos transitar con un bastón blanco o un perro guía para que sus paseos también sean sinónimo de disfrute y no de alerta.

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