Cultura y Sociedad

Los Gandules: “En La Rioja nos gusta bebernos cinco botellas de Ribera”

Desde el pasado 4 de agosto y hasta el próximo 17 del mismo mes, Canales de la Sierra ha puesto en marcha una iniciativa con la que pretende llenar su corral de comedias con numeroso público y artistas de diferentes disciplinas con el fin de luchar contra el ya conocido problema de la despoblación, o también llamado la “España vacía”.

Dentro de las muchas actividades que se enmarcan en este proyecto destacan las llamadas “Noches Canallas”, en las que un público más adulto podrá disfrutar, entre otros, del grupo de música aragonés Los Gandules. El dúo “tomará” el teatro este sábado 10 de agosto a partir de las once de la noche.

La pareja artística formada por Santiago Díaz (Dun Gandul) y Roberto Montañés (Tobo Gandul) tiene un estilo muy peculiar de hacer versiones. La música la tienen, son canciones de toda la vida, pero, ¿y la letra? Aquí viene lo mejor. Estos aragoneses son los reyes del humor y tan pronto te cantan sobre la NASA como te dan los típicos remedios de la abuela que a todos nos han sacado alguna vez de un apuro.

–  ¿Qué os parece esta propuesta de llenar la “España vacía” con teatro y cultura?

–  Pues muy bien, claro. Lo que no entendemos es qué hacemos nosotros en esa ecuación. Nos viene justo para ganar el quesito rosa en el Trivial y cortarnos las uñas.

–  ¿Habéis actuado alguna vez en un teatro tan peculiar como el de Canales de la Sierra?

–  Hemos actuado encima de un camión de basura, cualquier sitio que esté más o menos limpio nos parece estupendo. Y no conocemos este teatro, pero todo el mundo nos dice que es digno de ver. Vamos, como la torre Eiffel pero sin tantos hierros ni afrancesamiento.

–  ¿Qué es lo primero que soléis hacer cuando venís a La Rioja?

–  Pues lo típico: comernos dos kilos de caparrones, tres pozales de patatas a la riojana y bebernos cinco botellas de vino de Ribera del Duero. Luego nos ponemos a cantar canciones de borrachos con acento riojano: “Si yo tendría una escoba” y cosas por el estilo.

–  ¿Os gusta nuestra Comunidad?

–  Pues sí…Tenéis la conocida hospitalidad de Wisconsin y la generosidad de Hanoi.

–  ¿Cómo es el público riojano? 

–  Hospitalario como un wisconsinita y generoso como un hanoiense.

–  ¿Qué se va a encontrar alguien que os ve por primera vez?

–  La primera impresión puede resultar confusa. Producimos en el espectador una mezcla de sentimientos… entre ternura y ganas de arrancarnos los ojos. Vamos, una cosa entre esas dos cosas.

–  ¿Manuel os cuidó bien el gato?

–  Cuando volvimos de vacaciones, Manuel tenía el gato dentro de una caja de cartón. Le preguntamos qué habían hecho juntos y si el gato estaba bien. Él decía que sí y que no. Y no volvimos a hablarle. Ni a él ni al gato.

–  ¿Cada cuánto tiempo soléis renovar el sofá?

–  El sofá de nuestras actuaciones es distinto cada día. Nuestro contrato especifica que lo tiene que suministrar el empresario y debe ser al menos de un 9 en la escala Mullider. No siempre se cumple, pero somos magnánimos. Unas cosquillas en el cuello, cuatro carantoñas, y 400.000 euros y nos convences de cualquier cosa. Hasta de que la tierra es redonda y de que nuestro padre es Liza Minnelli.

–  ¿Qué dicen de vosotros los críticos musicales?

–  Cosas bonitas, agradables… les hacemos ofertas que no pueden rechazar mientras les enseñamos fotos de sus hijos.

–  ¿Llegará algún día en el que cambiéis los gayumbos de cuadros por slips bien marcaditos?

– No, no es necesario obligarle a nadie a ver eso, por cierto, no son gayumbos, son bañadores, el resto lo hace la imaginación del público.

–  ¿Alguna vez habéis dejado a medias un concierto?

–  Pues tampoco, aunque no será por ganas… En realidad, Los Gandules adoran a su público y se deben a él. Si alguna vez hemos abandonado el escenario ha sido por incontinencia.

 –  ¿Alguna balada o canción de amor llegará al nivel de “La Tuneladora?

–  Sinceramente, creemos haber hecho la mayor canción de amor de la historia o por lo menos la mayor sobre obras públicas. Y no es falsa modestia, dentro de unos años lo pondrá en la Wikipedia. Bueno, la música es de otros, pero ese detalle no tiene importancia ahora… Estamos hablando de sentimientos, de sentimientos verdaderos, no de música.

–  ¿Cómo acabarán Los Gandules? ¿Estilo Pajares y Esteso, Martes y 13 o Los Javis?

–  Montando una churrería y un bar de untos, no sabemos quién se encargará de cada cosa. Es la razón por la que cantamos. Seremos socios.

Como toda buena pareja, artística en este caso, pasan horas, días, meses, juntos, así que hemos querido saber qué grado de compatibilidad tienen Los Gandules. ¿Superarán la prueba?

–  ¿Extrañas a tu pareja cuando os separáis?
– Santi: Sí
– Roberto: Sí y no, nunca.

–  ¿Soléis tener discusiones?
– Santi: Sí,
– Roberto: Nadie debería llevar riñonera, un guepardo te puede matar.

–  Cuando las tenéis, ¿soléis hacerlo delante de la gente?
– Santi: Sí.
– Roberto: Es horrible lo de la riñonera, aunque práctica… pero que sea práctica no me vale como excusa.

–  ¿Te gustan los regalos que te hace?
– Santi: Sí.
– Roberto: Quiero una panificadora.

–  ¿Te acuerdas del cumpleaños y otras fechas señaladas de tu pareja?
– Santi: Sí.
– Roberto: No, el amor verdadero va más allá de las fechas señaladas y de la borraja.

–  ¿Tenéis gustos culinarios parecidos?
– Santi: Sí.
– Roberto: Sí, nos gusta el vino.

–  ¿Os lleváis bien con vuestras respectivas familias políticas?
– Santi: Sí.
– Roberto: Con todas.

–  Cuando tenéis un día libre sin nada que hacer, ¿os gusta levantaros a la vez?
– Santi: Sí.
– Roberto: Claro, para ir a misa.

–  ¿Os apetece tener contactos íntimos con la misma frecuencia?
– Santi: Sí.
– Roberto: Somos personas de gustos sencillos.

–  ¿Alguna vez has querido ponerle los cuernos?
– Santi: Sí.
– Roberto: Somos personas de gustos sencillos.

–  ¿Alguna vez has querido dejar a tu pareja?
– Santi: Sí.
– Roberto: Somos personas de gustos sencillos.

Está claro quién lleva los pantalones, o los “bañadores”, que no gayumbos, en esta relación. De momento, aunque con sus más y sus menos, no les va mal. Pero, ¿lograrán sacar adelante ese bar de untos en el que, no mintáis, tanto nos gustaría pringarnos a todos?

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